El enfriamiento de Europa es una predicción de los modelos de calentamiento global que maneja un pequeño grupo de científicos díscolos, discrepantes en este punto concreto de la corriente principal del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, o IPCC. La discrepancia tiene que ver con la corriente del Golfo, el flujo de templadas aguas superficiales que arranca en el Golfo de México, cruza el Atlántico y recorre de sur a norte la costa occidental europea, templándola a su paso.
La corriente del Golfo es la responsable de que Europa occidental tenga un clima mucho más benigno que cualquier otra región planetaria de latitud equivalente. Y también de que los vascos carezcan de un marisco presentable: la corriente calienta las aguas de la bahía de Vizcaya y logra así espantar a todo el marisco hacia las gélidas costas gallegas.
La corriente del Golfo es la cara visible de un colosal ciclo oceánico que también circula por el fondo, en sentido opuesto. A medida que calienta la costa europea en su trayectoria ascendente, el agua superficial de origen tropical se va enfriando, más fría cuanto más se acerca al Ártico. Como es agua salada, el frío aumenta su densidad hasta hacerla hundirse. Y el agua superficial del trópico se desplaza hacia allí para cubrir el hueco dejado por el hundimiento (ésta es la corriente del Golfo propiamente dicha). El ciclo completo se suele llamar "circulación termohalina", porque su motor son los cambios de temperatura (termo) y concentración de sal (halina).
Según los científicos discrepantes, la corriente del Golfo (o la circulación termohalina) será una de las primeras y más notorias víctimas del calentamiento global. La razón es el deshielo de los casquetes polares y de los glaciares de Groenlandia, que está vertiendo crecientes caudales de agua dulce en el salado Atlántico Norte. Si el agua superficial ya no está tan salada, el frío puede verse incapaz de hundirla, y el motor de la corriente del Golfo se colapsaría de raíz. De esta forma, el calentamiento global provocaría el enfriamiento de Europa. ¿Explica esto el mes y pico de mal tiempo que llevamos?
El científico atmosférico Michael Schlesinger, director del Climate Research Group de la Universidad de Illinois dice que el comportamiento futuro de la corriente del Golfo dependerá en gran parte del ritmo de fusión de la hoja de hielo de Groenlandia. Explica Schlesinger que la cuestión es cuánto puede durar esa hoja de hielo.
Nadie discute que la fusión total del hielo groenlandés sería suficiente para clausurar sin fecha la corriente del Golfo. Si los modelos de Schlesinger son correctos, la corriente será cosa del pasado dentro de mil años. Pero ¿no puede su flujo haberse aminorado como consecuencia del deshielo que ya ha ocurrido?
La NASA publicó en 2004 unas mediciones por satélite que apoyaban esa tesis, pero han sido muy discutidos por otros científicos del clima. La posición del IPCC en su último informe es que no cabe hablar del "cierre" de la corriente del Golfo en un plazo previsible. Si acaso podría darse un debilitamiento de su flujo.
El deshielo de Groenlandia no es la única amenaza para el gran ciclo termohalino del Atlántico Norte. Todos los flujos marinos están interconectados, y hasta el calentamiento de la Antártida puede afectar de forma bastante directa al clima de la costa occidental europea. "La corriente del Golfo depende del bombeo de agua que procede de otros flujos que comienzan en la Antártida", ha dicho recientemente a este diario Michael Stoddart, coordinador del programa antártico Census of Marine Life. "Si hay menos hielo, la circulación se hará más lenta y los puertos de Europa se helarán en invierno. Esto ya ocurrió en el pasado".
En efecto, varios estudios paleoclimatológicos de los últimos años han demostrado que las pasadas atenuaciones de la corriente del Golfo, examinables por sus rastros geológicos, guardan una excelente correlación con las glaciaciones y otros periodos de enfriamiento en Europa.
La pequeña edad de hielo, por cierto, demuestra que España no está en absoluto a resguardo de las fluctuaciones de la corriente del Golfo: el Ebro se congeló al menos siete veces en ese periodo, y en la Península se llegaron a catalogar siete fases catastróficas -clusters de tormentas y lluvias desaforadas- que se alternaban con largas épocas de pertinaz sequía.
La influencia de la corriente del Golfo en el clima europeo y planetario es probablemente más profunda de lo que se venía pensando.
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