La factura de las luces navideñas no representa gran cosa en el total de la electricidad de los ayuntamientos. Pero sirve para poner números a una realidad que acecha a España y la vida occidental: los ayuntamientos españoles gastan en alumbrado navideño unos 30 millones de kilovatios por hora, la electricidad que consume un barrio de unas 50.000 viviendas al año. Este gasto supone una emisión de dióxido de carbono (CO2) de 10.000 toneladas, según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDEA), dependiente del Ministerio de Industria.
Las principales ciudades españolas ya exhiben las luces de Navidad. El alumbrado navideño cada vez se enciende antes, cuenta con más bombillas, con más diseño, es más caro y se ha convertido en parte del espectáculo. Desde 2003 Madrid ha ido adelantando la inauguración de sus luces hasta fijarlo una semana antes. Otros años no se encendían hasta el 8 de diciembre, este año sigue ocurriendo en ciudades como Bilbao. Más madrugadores son en Barcelona, donde el 26 de noviembre se iluminaron 310 calles.
Las ocho capitales andaluzas, por ejemplo, han multiplicado en los últimos años el presupuesto por este concepto hasta más de cuatro millones de euros.
Madrid invierte cerca de cuatro millones de euros pagados íntegramente por las arcas municipales para la iluminación navideña, como ocurre en las capitales andaluzas y en el País Vasco. En Barcelona, el coste se reparte a partes iguales entre Consistorio y empresarios.
Madrid consume en luz navideña 2,1 millones de kilovatios hora (Kwh), equivalente a la electricidad que consumen cerca de 6.700 hogares en un mes. Barcelona consumirá 280.000 Kwh para iluminar 55 kilómetros de calles durante los 42 días que dura la campaña de navidad.
Adena (asociación ecologista) propone reducir los días de alumbrado navideño, encendiendo las luces como muy pronto una semana antes del día de Navidad. La realidad es que casi todas las capitales comienzan la campaña navideña a partir del último viernes de noviembre y lo extienden hasta después del 6 de enero.
Los empresarios defienden este calendario e incluso estarían a favor de ampliarlo. La navidad y las luces en las calle son una combinación que agrada a los ciudadanos y especialmente incentiva las compras, incluso apoyan ir en contra del cambio climático utilizando alumbrado de bajo consumo. A pesar de ello, las luces navideñas generan contaminación lumínica.
España ha emitido en lo que va de año 1,5 millones de toneladas de dióxido de carbono, el principal culpable del cambio climático.
El Ministerio de Industria ha puesto en marca un plan de Acción de Ahorro y Eficiencia Energética para el periodo 2008-2012, según el cual deberá reducirse cerca de cinco millones de toneladas de CO2 cada mes.
Según datos de Adena, el consumo eléctrico crece cada año más de un 4%, lo que provoca un aumento del 11% en las emisiones de CO2 respecto al año pasado. En Barcelona han limitado las horas en las que pueden funcionar las luces navideñas.
El Ayuntamiento de Madrid justifica que ha sustituido las tradicionales bombillas de hilo luminoso de azufre por lamparillas de led que son de bajo consumo, también utilizadas en Sevilla. Pero estas lámparas que son de 10 vatios, no son tan eficientes ya que se ha descubierto recientemente que la exposición de niños pequeños a luces tipo led produce alteraciones en el sueño.
El Ministerio de Medio Ambiente tiene claro que los excesos de iluminación en las ciudades presenta consecuencias perjudiciales para la biodiversidad y el medioambiente en general.
VALENCIA GASTA MÁS
Valencia es la ciudad española que consume más luz por habitante. Tiene 82.000 puntos de luz cuyo mantenimiento cuesta cerca de 10 millones de euros al año. Ha incrementado en la última década su factura de la luz un 72%.
En el otro lado, entre las más eficientes está Sevilla. Esta ciudad cuenta con la mayor cantidad de paneles de energía solar.
El gobierno municipal de San Sebastián ha impulsado un plan local de lucha contra el cambio climático, que contempla el desarrollo de 210 acciones durante el periodo 2008-2013. El objetivo está claro: más de la mitad de las emisiones de CO2 están generadas por el tráfico urbano. El resto están generadas por la industria.
En Barcelona se intentó limitar la velocidad del transporte privado en el centro, pero las dificultades que atraviesa el metro y el tren han obligado a posponer la medida.
Madrid renovará los autobuses urbanos por otros más ecológicos y creará nuevos parques, lo que supone plantar más de un millón de nuevos árboles.
Grupos verdes, como Adena o Ecologistas en Acción, son escépticos ante los planes municipales puesto que piensan que se sigue fomentando el transporte privado con la construcción de nuevas carreteras.
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