Esta forma de engaño extremo se conoce como "pseudología fantástica", una tendencia a mentir compulsivamente según la cual personas inteligentes, necesitadas de estima, cuentan historias buscando protagonismo e incluso ellas mismas llegan a creérselo.
Tania Head, o más bien, la barcelonesa Alicia Esteve Head, es una persona acostumbraba a fabular (inventó estudios en Harvard, contó haber ido a Indonesia tras el tsunami, a Nueva Orleans tras el ´Katrina´ y otras Historias), pero lo extraordinario es cómo llegó a ser presidenta de la Red de Supervivientes del World Trade Center sin haber estado nunca allí.
Probablemente eligió una personalidad y un momento adecuado, ya que contaba con una sociedad sensibilizada, y nadie iba a pensar que lo que contaba era mentira.
Igual de sorprendente fue el engaño de Enric Marco, de 86 años, que durante más de 30 paseó relató su dramática experiencia en un campo de concentración y llegó también a la presidencia de la asociación de supervivientes Amical de Mauthausen, hasta su destitución en 2005.
Una investigación del historiador Benito Bermejo descubrió la farsa y Enric Marco (condecorado por la Generalitat de Cataluña), confesó la verdad después de unos pocos días.
Enric declaró que no mintió por maldad sino porque al contar su historia le prestaban más atención.
En estos casos no parece haber intención perversa y, si no hay fraude económico, intrusismo o suplantación de personalidad, no conlleva responsabilidad penal. El sujeto simplemente consigue lo que busca y termina creyendo su papel.
Enric Marco devolvió la Cruz de Sant Jordi al Gobierno catalán y finalmente quedó en el olvido.
´BARTOLÍN´
A veces surgen casos como el rocambolesco secuestro en 1998, supuestamente a manos de ETA, del ex concejal del PP de la Carolina (Jaén), Bartolomé Rubia ´Bartolín´, condenado en 2001 por simulación de delito.
Desde el suceso no aparece por el Ayuntamiento, se casó y buscó trabajo como camionero en otra localidad, donde ahora reside. Algunos comentan que aún sigue contando su historia (el supuesto secuestro).
Hay también ejemplos de falsos curriculum como el del ex director de la Guardia Civil, Luis Roldán, que se inventó títulos universitarios de Ingeniería y Ciencias Empresariales.
En el periodismo, el mayor fraude que se recuerda, el de Janet Cook, quien en 1981 ganó el premio Pulitzer por sus artículos falsos sobre un adicto a la heroína en ´The Washington Post´. Ocho años después devolvió el galardón.
BUENA MEMORIA
El mentiroso ha de ser inteligente y con buena memoria para mantener cierta coherencia.
En la infancia, es donde comienza este comportamiento, a juicio del psicólogo José Luis Catalán, quien afirma que en la edad adulta es un rasgo de personalidad patológico, por mostrar una conducta inmadura.
Cuando ésta alcanza alto grado genera una ansiedad y una emoción que lleva a Seguir mintiendo y crear una falsedad en que roza lo delictivo, y entonces se puede definir como un trastorno de personalidad o incluso un delirio.
Lo que subyace en esta patología es una baja autoestima, por el hecho de contar historias atractivas, emocionantes, buscando el interés de las personas, aunque es difícil diagnosticar si padece o no un trastorno de personalidad.
El psicólogo González Ordi indica que el problema, es que este tipo de mentiras producen una espiral, en la que cada vez se miente más y el individuo puede terminar creyendo sus propias mentiras.
González continua explicando que hay veces que cuando el mentiroso es descubierto, se niega a ver la realidad y siguen afianzados en la suya propia.
En otras el choque es tan severo que se puede caer en un trastorno más grave.
La mentira compulsiva abunda, pero, no obstante, González Ordi recuerda que hay otras clases de mentiras como las "sociales", del tipo "qué bien te veo", o las "intencionales", cuando se fingen o exageran síntomas físicos o psicológicos para obtener una compensación económica o de tipo laboral.
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