El Ejército de Israel encontró este lunes los cadáveres de los tres jóvenes judíos secuestrados 18 días antes en Cisjordania. Fueron localizados por la tarde, ocultos bajo un montón de piedras en un campo abierto al norte de la localidad palestina de Halhul, situada al noroeste de la ciudad de Hebrón. Es un lugar muy próximo al sitio donde desaparecieron.
Las Fuerzas Armadas desplegaron ayer un amplio contingente en la zona, donde se registraron enfrentamientos entre palestinos y soldados israelíes al caer la tarde. Según varios testimonios hubo disparos de fuego real y también operativos antidisturbios. Los soldados practicaron nuevas detenciones en la zona de Hebrón -en cuyo centro viven colonos israelíes protegidos por uniformados-, situada al sur de
Jerusalén. Por la tarde, la ciudad ubicada en el epicentro de la búsqueda de los desaparecidos volvía a ser una localidad sitiada, con todos los accesos y salidas tomados por el Ejército.
Israel dio días atrás los nombres de dos palestinos, presuntos miembros de Hamás, a los que acusa de estar tras el secuestro. Un portavoz del Ejército aclaró anoche que “sigue la operación de busca y captura” de ambos, cuyo paradero se desconoce desde los días en que se llevó a cabo el secuestro. Son los principales sospechosos para Israel.
Desde la desaparición de los chicos, el pasado día 12, Israel ha detenido a 420 palestinos, en su mayoría vinculados a la organización islamista Hamás. El Ejército mató a por lo menos cinco palestinos —entre ellos, un chico de 15 años llamado Mohamed Dudin— en diversas refriegas relacionadas con el operativo de rescate. El Ejecutivo de Netanyahu culpó a Hamás casi desde el primer día de la triple desaparición.
REACCIONES
“Hamás es el responsable y Hamás pagará”, afirmó el primer ministro, Benjamín Netanyahu, al inicio anoche de una reunión de emergencia con su gabinete de seguridad. El presidente palestino, Mahmud Abbas, ha convocado también a la dirección de la Autoridad Nacional (AN).
El presidente de Estados Unidos,
Barack Obama, condenó “duramente” lo que calificó como un “acto terrorista sin sentido”, pero a la par instó tanto a las autoridades israelíes como a las palestinas a “abstenerse de (dar) pasos que puedan desestabilizar más aún la situación”, informa Silvia Ayuso desde Washington.
Hamás recordó que “ninguna organización palestina, ni Hamás ni ningún otro grupo, ha reivindicado la acción”. El domingo, Israel fue alertando de que la operación contra Hamás desplegada en Cisjordania desde el secuestro de los chicos judíos estaba a punto de extenderse a Gaza. Antes de conocerse el hallazgo de los cadáveres, Netanyahu había alertado de que “Israel no va a seguir permitiendo que disparen cohetes desde Gaza”. El primer ministro advirtió: “O Hamás detiene o lo haremos nosotros”.
LOS JÓVENES ASESINADOS
Los adolescentes secuestrados eran Eran Gilad Shaar y Neftalí Fraenkel, ambos de 16 años, y Eyal Yifrah, de 19. Frankel tiene doble nacional israelí y estadounidense. Solo uno de ellos vivía en una colonia judía en Cisjordania, pero los tres hacían autostop en la zona del bloque de asentamientos de Gush Etzion, en la denominada Area C de Cisjordania, bajo control militar y civil de Israel.
Regresaban de sus clases en escuelas talmúdicas situadas en asentamientos israelíes en la Cisjordania ocupada. Según los indicios, fueron asesinados poco después de caer en manos de sus captores. Uno de los jóvenes consiguió llamar a la policía israelí y dar noticia de su secuestro. Fue la última señal de vida de los muchachos. Horas más tarde fue localizado un coche calcinado en las inmediaciones de Hebrón.
Se desató entonces el mayor despliegue militar israelí en Cisjordania desde la segunda Intifada, que concluyó hace casi diez años. El Ejército aumentó sus fuerzas en más de un 50% para peinar la zona al milímetro, casa por casa, finca por finca y cueva por cueva. Bloquearon el tráfico de personas y mercancías entre Israel y la región de Hebrón, que es la mayor ciudad palestina en Cisjordania. Solo Gaza la supera en número de habitantes. Las medidas represivas también tuvieron, así, un considerable impacto económico.
En el apogeo del operativo, hace dos semanas, un alto oficial del Ejército israelí explicó a un grupo de periodistas que los civiles palestinos “tienen que sentir que, si se secuestra a alguien en su territorio, ellos van a sufrir” las consecuencias. Según dijo creer, en Hebrón “lo entienden”.
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