"Ladran, Sancho; señal que cabalgamos", dicen por lo bajo algunos cristianos, católicos y evangélicos, no obstante el dolor que les produce el brote de intolerancia religiosa registrado en el último mes y medio. Y es que se repiten en los últimos tiempos diversos hechos de violencia dentro mismo de las iglesias.
Además del difundido vandalismo de cinco estudiantes en la iglesia San Ignacio de Loyola, grupos de desconocidos profanaron la catedral de Mar del Plata y otra iglesia católica en Córdoba, además de recientes ataques con destrucción de parte de dos templos emblemáticos de la Iglesia Metodista Argentina, uno en Rosario y otro en esta capital.
El último hecho ocurrido fue este pasado 12 de noviembre, cuando un pequeño grupo de jóvenes ultraconservadores católicos hicieron todo lo posible por impedir a gritos la realización en la Catedral Metropolitana de un acto conmemorativo de la Noche de los Cristales Rotos y en recuerdo de las víctimas del Holocausto en el que participaban judíos, protestantes y católicos. Como declararon, era una forma de repudiar lo que consideraban una "profanación" de un templo católico al admitir a protestantes y judíos en un acto conjunto.
REACCIONES DE PREOCUPACIÓN
Ayer se difundieron rechazos a estos hechos de numerosas instituciones, como ACIERA, la DAIA, la Iglesia Adventista Argentina, el movimiento de la Acción Católica y el Capítulo local de la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto (AIMH).
"Lo ocurrido en la Catedral es algo interno católico; lo extraño son los ataques con incendios y robos (a templos metodistas)", dijo
una mujer evangélica al expresar al desconcierto generalizado sobre el origen de los recientes ataques a templos evangélicos.
Precisamente el sábado pasado se registraron serios destrozos en la primera iglesia protestante de América latina, instalada en la Argentina en 1836, ubicada en avenida Corrientes al 700. "Fue el quinto atentado a nivel nacional contra un templo metodista en los últimos 40 años", dijo el pastor de la Iglesia Metodista Central, Leonardo Felix. El anterior ataque fue a fines de septiembre, cuando desconocidos incendiaron un templo en Rosario. Los anteriores atentados se remontan a los años 70 y 80.
"Nos duele y rechazamos esta actitud de intolerancia que afecta a la convivencia democrática en nuestro país, que ha conmocionado no sólo al pueblo metodista, sino a todos aquellos que procuran vivir en un clima de respeto ciudadano", dijo por su parte el obispo de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, el pastor Frank de Nully Brown.
"Evidentemente hay un sentimiento antirreligioso que está mostrando varias vertientes", dijo
el padre Fernando Gianetti, responsable de la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Arquidiócesis de Buenos Aires.
Para Gianetti, "hay un prejuicio antirreligioso" que se ve en los ataques a los templos, y "una actitud ideológica" en lo sucedido en la Catedral. "En distintas partes del mundo se está dando esto. En Alemania pusieron preso a un matrimonio que se opuso al matrimonio homosexual; en Gran Bretaña echaron a una enfermera de un hospital porque organizó una cadena de oración por una enferma que se lo había pedido."
Coincidentes son las afirmaciones del
teólogo jesuita Juan Carlos Scannone, que opina que los últimos acontecimientos de violencia "están mostrando una intolerancia y fanatismo que no son aceptables a nivel ciudadano, y mucho menos a nivel cristiano".
El jesuita, que fue profesor de Bergoglio, dijo que "algunas de esas expresiones de violencia demuestran un sentimiento antirreligioso y lo sucedido en la Catedral de Buenos Aires se trata de un grupo de derecha que no quiere la relación con el judaísmo. Lo común es la intolerancia y preferir el conflicto a la reconciliación y a la unidad".
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