La Iglesia evangélica Emmanuel se ha tomado en serio el desafío del profeta Miqueas: ¿Y qué pide Dios de ti? Actuar con justicia, amar la misericordia, y caminar humildemente con tu Dios"
Gracias a ello, podemos ver hoy cómo con una enorme cuchara de madera, el encargado de una quesería realiza movimientos lentos y circulares mientras los cien litros de leche se calientan a una temperatura de 32.2 grados centígrados.
Todos en la pequeña cocina permanecen atentos al avance, esperando el momento en que la leche llegue a cuajar para proseguir con la elaboración del queso cuya venta servirá de sustento a numerosas familias.
“Las regalías (beneficios) se destinarán para un comedor, que actualmente está instalado en el templo pero se tiene contemplado construir un espacio aledaño a esta cocina. Va a empezar a funcionar el 5 de octubre cuando se realizará un evento en la X: la entrega de 5 mil mochilas por parte de los miembros de varias iglesias y a partir de ahí arrancamos cada sábado a dar desayunos”, comenta el pastor Núñez.
Agrega Núñez que para abril “esperamos independizarnos, ser autosustentables y que esto ya sea una microempresa”. Las clases para elaborar quesos son los lunes a partir de las 2 de la tarde y están abiertas a la comunidad en general, por lo que cualquier persona interesada puede acudir.
TODO EMPEZÓ CON UN SUEÑO
Hace cuatro años un grupo de la Iglesia evangélica Emmanuel tuvo la idea de poner en marcha un proyecto para ayudar a los miembros de la comunidad donde está situado el templo: la colonia Morelos (Chihuahua, Ciudad Juárez). Con este fin participaron en una convocatoria emitida por la Fundación del Empresariado Chihuahuense (Fechac), que les concedió 150 mil pesos para poner en marcha una quesería en dos años.
“Este proyecto nació de la necesidad básica de muchas mamás a raíz de la pasada gran ola de violencia, cuando perdieron sus empleos o el sustento proveniente del esposo y muchos niños quedaron en el desamparo”, explica el pastor y responsable de la tarea, Antonio Núñez.
La quesería pretendía dos metas: dar espacio a las madres para ganarse el sustento, y apoyar a los niños, ya que mientras ellas trabajan los reciben clases de música, lecciones de informática, y otras actividades incluyendo las deportivas, especialmente el baloncesto.
RECONOCIMIENTO Y NUEVO APOYO A LA QUESERÍA
Pasados los primeros dos años, los integrantes del grupo base –diez voluntarios–, dirigidos por el pastor, volvieron a participar en otra convocatoria y ante su buena labor nuevamente obtuvieron recursos del Fechac para seguir avanzando en el proyecto hasta abril de 2014.
Esto ha permitido que cada mes unas 30 personas aprendan a elaborar queso ranchero, asadero, requesón, jamoncillo, “greñudas” y pay de queso, oficio que les ayuda en sostenerse para sus gastos básicos.
“Hemos tenido un poco de todo en los alumnos que han venido, pero en los últimos días hemos tenido muchos jóvenes y niños que andan en la calle y que incluso no asisten a la escuela. Han estado viniendo y les llama la atención estar haciendo algo, aparte de conocer el proceso del queso, se entretienen y aprenden”, dice el cocinero Enrique Domínguez.
ALUMNOS ESPECIALES Y UNA IGLESIA QUE APOYA
“A mí me invitó un primo y después seguí viniendo solo. Ya he hecho pay de queso y las ‘greñudas’, también sé hacer queso. No estudio, me la pasaba en mi casa y ahora ésta es una opción para mí porque vengo todos los lunes”, expresa con alegría José Ventura Méndez, uno de los adolescentes, quien fue descrito por sus compañeros como una persona reservada que apenas empieza ahora a hablar con otros aunque lleva un año acudiendo al taller.
“Del queso ranchero sale el requesón, sacamos la masa y volvemos a hervirla para sacar el requesón y con éste elaboramos los pays que luego vendemos en la comunidad, entre familiares y miembros de la iglesia. A veces los familiares nos promocionan, les dicen a sus vecinos y así se pasa la voz”, cuenta la coordinadora del proyecto Laura Méndez, quien también se involucra en los trabajos de la cocina instalada dentro del terreno de la iglesia ubicada en la calle Nácar número 7528, de la colonia Morelos.
Los voluntarios
esperan que los recursos obtenidos con la venta del queso y de los otros productos les permitan, además de pagar el agua y el gas, sostener un comedor para niños desamparados a partir del próximo 5 de octubre.
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