Recientemente el embajador por los Derechos Humanos de la Alianza Evangélica Mundial (WEA), Thomas Schirrmacher, visitó Siria, donde pudo tomar un contacto real con la situación de los cristianos en el país, que atraviesa una cruenta guerra desde el año 2010.
Schirrmacher instó a medios de comunicación, gobiernos e iglesias a “tomar en serio” la situación de los cristianos en Siria, que han sido forzados a abandonar su país al ser perseguidos tanto por las fuerzas gubernamentales como por los rebeldes.
“Sé que mucha gente está sufriendo en Siria, pero en cuanto a los cristianos, estamos viendo una repetición de la situación en Irak”, denuncia el embajador. De acuerdo a su informe, la mayoría de los cristianos son eliminados en el fuego cruzado o son forzados a dejar el país.
“Una vez que son expulsados, rara vez tienen la oportunidad de regresar”, dice Schirrmacher.
COLECTIVO CASTIGADO
En los últimos meses
han salido del país un total de 2,3 millones de cristianos. Por ejemplo, en la castigada ciudad de Homs, 60.000 cristianos han huído, quedando menos de 1.000 en la ciudad.
“Los cristianos están siendo asesinados y torturados, y sus mujeres están siendo violadas, y sus iglesias destruidas”, denuncia la Alianza.
La persecución a los cristianos no se detiene entre los rebeldes, que los ven como seguidores del presidente Assad, pero los partidarios gubernamentales tampoco les protegen y desconfían de ellos. Hay informes de refugiados cristianos que informan que han sido atacados desde ambos bandos.
Algunos cristianos están siendo utilizados como escudos humanos en los campos de batalla. El embajador destaca que sin embargo
“la mayoría de los cristianos no hablan mal de sus vecinos musulmanes ni hablan de la identidad religiosa de los terroristas. Por el contrario, continúan con la esperanza de que puedan volver a un estado de paz en su tierra natal”.
¿RECUPERAR LA CONVIVENCIA?
El embajador de Derechos Humanos de la WEA se entrevistó en el viaje con diferentes líderes religiosos en lugares como Roma, Washington, Ginebra y Beirut. Entre ellos están Ignacio Zakka I, Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Siria; Clemis Daniel Kourieh, de la Iglesia Ortodoxa Siria; Bustros Cyril Salim de la Iglesia Católica Melquita, y el patriarca Gregorio III Laham, jefe de la iglesia católica griega melquita.
Schirrmacher también se entrevistó con refugiados en varios países, tomando contacto con los líderes eclesiales que se han tenido que desplazar ante el peligro de perder la vida.
Muchos de los principales líderes de las iglesias sirias han huido al Líbano junto con muchos de los miembros de su iglesia. El Gran Muftí de Líbano, Mohammed Rashid Qabbani, el teólogo musulmán más importante del Líbano, ha expresado su interés y deseo de convivencia pacífica entre musulmanes y cristianos.
Desde el departamento de Derechos Humanos muestran además su
preocupación por el desplazamiento progresivo de los cristianos de Medio Oriente hacia otros países a causa de la persecución, lo que está formando sociedades enteramente islámicas en varios países de la zona.
Esta situación
permite el alzamiento de facciones radicales islámicas que persiguen la imposición de la sharía y limitan cualquier posibilidad de libertad religiosa, rompiendo la sociedad multirreligiosa en la que han convivido durante muchos siglos. Los líderes de las iglesias cristianas están dispuestos a continuar en un diálogo constructivo con los líderes musulmanes para evitar el destructivo choque de civilizaciones o incluso una guerra de religiones.
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