La situación para los cristianos de Nigeria, principalmente en el norte y en el centro del país, sigue siendo problemática, tras la ruptura del alto el fuego de Boko Haram contra el gobierno de Goodluck Jonathan, un conflicto en el que las comunidades cristianas son las principales víctimas.
Boko Haram, un movimiento islámico radical, expresó su intención de continuar su campaña de violencia para desestabilizar al gobierno liderado por Goodluck Jonathan y así convertir a la nación en un estado islámico bajo la Sharia.
En febrero, ocho miembros de una Iglesia de los Hermanos (Ekklesiyar Yan'uwa Nigeria, o EYN) murieron en Mubi, en el noreste de Nigeria, en un ataque presuntamente realizado por Boko Haram. Durante ese mes unas 15 personas murieron en ataques similares y además fueron quemadas una iglesia, el despacho de un pastor y varias casas, propiedad de cristianos.
En los últimos meses los ataques contra los cristianos e iglesias no se han detenido a pesar de la tregua. En la
víspera de navidad en 2012, por tercer año consecutivo, hubo ataques contra iglesias y cristianos en varios puntos del norte y centro del país.
Después de la ola de atentados del día de Navidad, el presidente Goodluck Jonathan declaró el estado de emergencia en cuatro estados que se vieron afectados por la violencia atribuida a Boko Haram, en particular por los atentados en los que murieron 49 personas tras la explosión de una bomba en un templo católico.
INSEGURIDAD
A principios de marzo, en el pueblo de Kupwal, un grupo de hombres que gritaban “Allahu Akbar (Alá es grande)”, degollaron a al menos 10 personas en hogares cristianos cuidadosamente seleccionados, de acuerdo con informes de los supervivientes.
De acuerdo con el Rastreador de Seguridad de Nigeria (NST), un proyecto de investigación para catalogar la violencia política nigeriana, en octubre de 2012 al menos 600 personas perdieron la vida como consecuencia del terrorismo Boko Haram, los ataques de represalias, una campaña militar indiscriminada y el creciente conflicto comunal.
En algunas zonas, como en Mubi, los ataques a cristianos han llegado a ser tan comunes que estos temen salir de casa más allá de las ocho de la tarde. También temen ir al mercado o a la iglesia, según cuenta el pastor Daniel Yumuna. “Los negocios de nuestros miembros de iglesia han colapsado porque se enfrentan a ataques con regularidad. La vida en general se ha hecho muy difícil aquí, no sólo para nuestros miembros de iglesia, sino para todos los demás cristianos en esta parte del país”, explicó.
CORRUPCIÓN Y VIOLENCIA
Boko Haram se ha comprometido a erradicar el cristianismo del país. Aunque algunos detectan detrás de su violencia una motivación política y económica, no sólo religiosa.
Un reciente informe de la Alianza Evangélica Mundial sobre Nigeria enviado a la comisión de Derechos Humanos de la ONU acusaba al gobierno actual de perseverar en un modelo corrupto que afecta a las áreas de economía, administración, justicia y a la defensa de los derechos humanos.
Desde el norte del país, de mayoría musulmana, también se acusa al ejército del gobierno de ataques a la población.
El conflicto parece estar lejos del final. En enero un comandante de Boko Haram, Mohammed Ibn Idris Abdulazeez, ofreció un alto el fuego al el gobierno nacional. Poco después fue desautorizado por el autoproclamado líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, que amenazó con matar Idris por hacer la oferta y prometió venganza por cualquier acto de violencia contra el grupo. Este anuncio coincidió con la muerte de 20 miembros de su grupo en un enfrentamiento con la Fuerza de Tarea Conjunta de Nigeria.
Esta tensión creciente hace cada vez más difícil la vida para los cristianos y para los musulmanes moderados. Los cristianos sin embargo no pierden la esperanza. “A veces somos objeto de burla – dice Samuel Dali, presidente de la EYN - cuando hablamos de paz. Pero la esperanza no se pierde. Incluso durante la época de las primeras misiones, no fue fácil. Pero aún así pensaron formas y una estrategia para asegurarse de que el Evangelio fuese compartido. Aunque la situación sea difícil, no puedo dejar la palabra de Dios”.
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