Unas siete mil personas en la ciudad oriental paquistaní de Lahore atacaron el sábado un barrio cristiano e incendiaron edificios vinculados a los cristianos (cerca de doscientos) después de una denuncia –parece que falsa- de haber escuchado que un paquistaní cristiano había blasfemado contra el profeta del islam, dijo la policía.
La blasfemia es un crimen grave en Pakistán que puede acarrear la pena de muerte, aunque a veces residentes airados se cobran venganza por propia mano ante lo que consideran son insultos contra el profeta Mahoma. La gran mayoría de la población de Pakistán es suní y las personas de otras religiones, como las de la pequeña comunidad cristiana, a menudo son vistas con suspicacia.
Una vez hecha la acusación es extremadamente difícil revertirla, en parte porque las autoridades no desean que se les considere benignas con los blasfemos.
La legislación antiblasfemia de Pakistán surgió en el período colonial británico, pero las reformas de los años 80 del dictador Mohamed Zia ul Haq (1977-1988) dieron alas a los extremistas para abusar de la ley, y atacar a cristianos y otras minorías.
TODO COMENZÓ EL VIERNES
El incidente comenzó el viernes cuando un musulmán joven acusó a un cristiano de 28 años de cometer blasfemia al hacer declaraciones ofensivas sobre el profeta, según Multan Khan, oficial de alto rango de la policía en Lahore.
Una multitud procedente de una mezquita cercana se dirigió el viernes en la noche a la casa del cristiano y
la policía se lo llevó detenido en un intento por apaciguar a la muchedumbre.
La Policía ha abierto una diligencia contra el supuesto blasfemo, a pesar de que, según reconoció al diario Pakistan Today el responsable policial del barrio, Hafiz Abdul Majid, las pesquisas iniciales indican que se trata de una acusación falsa. Por temor a ver afectada su seguridad, cientos de familias cristianas huyeron de la zona durante la noche.
Khan indicó que
la turba regresó el sábado y comenzó a saquear las casas de los cristianos y a prenderles fuego. Dijo que nadie resultó herido entre la comunidad cristiana, pero varios policías quedaron lesionados por pedradas mientras intentaban impedir el ingreso de la muchedumbre.
La escena en el lugar era de caos. Ahmad Raza, quien tenía a su cargo las tareas de rescate, dijo a la AFP que "los manifestantes incendiaron por lo menos 160 casas, 18 tiendas y dos pequeñas iglesias" en el barrio cristiano de Joseph Colony.
UN ANTECEDENTE A CONSIDERAR
En noviembre pasado, la justicia paquistaní abandonó los cargos contra Rimsha,
una joven cristiana acusada de haber profanado el Corán.
Esta joven analfabeta de unos 14 años, según los médicos que la examinaron,
había sido acusada a mediados de agosto por vecinos de haber quemado hojas de papel en las cuales estaban escritos versículos del Corán, un crimen que puede ser castigado con cadena perpetua en Pakistán, en conformidad con la ley sobre la blasfemia.
El caso de Rimsha tuvo un desenlace espectacular cuando la policía acusó al imán de la mezquita vecina de haber introducido personalmente páginas del Corán en las hojas quemadas que le habían sido llevadas por un vecino, para "expulsar" a los cristianos de ese barrio situado en las afueras de Islamabad.
REACCIONES OFICIALES
El presidente del país, Asif Ali Zardari, ordenó una investigación del "desafortunado suceso" y afirmó que "actos de vandalismo contra las minorías del país manchan la imagen del país", de acuerdo con un comunicado de su portavoz recogido por Dawn. El primer ministro de Pakistán, Rajá Parvez Ashraf, mostró ayer su "profunda preocupación" por los disturbios, en un gesto poco habitual.
"Los cristianos son ciudadanos de la tierra y deben contar con la misma protección. El islam enseña la tolerancia y asegura la protección de la vida y la propiedad de los no musulmanes", afirmó Ashraf en un comunicado.
La presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de Pakistán, Zhora Yusuf, criticó en un comunicado al Gobierno del Punjab "por fallar totalmente a la hora de garantizar la protección de una minoría bajo asedio".
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