La tensión no ha desaparecido en las calles de Egipto.
Tras las manifestaciones y los enfrentamientos ocurridos en diciembre antes del referéndum constitucional, el recuerdo de las primeras manifestaciones en El Cairo han vuelto a encender los ánimos de muchos egipcios, decepcionados con la marcha de un país que no ha logrado estabilizarse tras la caída de Hosni Mubarak.
El gobierno de Mohammed Morsi ha decretado el toque de queda en varias ciudades desde el domingo a causa de los violentos enfrentamientos. Sin embargo,
miles de personas están desafiando la orden. Los enfrentamientos han acabado con la vida de 56 personas desde el rebrote de la violencia en las calles la pasada semana.
Hace dos años los manifestantes pedían libertad. Hoy el clamor no es distinto.
Desde diversos frentes acusan a Morsi de haber traicionado la revolución iniciada hace dos años durante la llamada primavera árabe. Morsi y sus seguidores afirman que los opositores buscan derrocar al primer líder elegido democráticamente en Egipto.
El general y ministro de Defensa Abdel Fattah al Sisi ha alertado de la
posibilidad de que el conflicto colapse el Estado y ha declarado que proteger el canal de Suez es uno de los mayores objetivos del Ejército. Los retos económicos, políticos y sociales a los que se enfrenta Egipto “representan una amenaza real para la seguridad del país y su cohesión” y el Ejército seguirá siendo “el bloque sólido y cohesivo” en el que descansa el Estado, ha proclamado.
En Port Said los disturbios comenzaron el sábado por la condena a muerte de 21 hinchas del equipo de fútbol local Al Masry, a causa de la masacre cometida en febrero del año pasado contra seguidores de un club visitante, en la que murieron 74 personas. Este lunes fallecieron otros 3 heridos en los disturbios ocurridos allí en los pasados días, elevando la cifra de muertos en estas revueltas de Port Said hasta 40.
POLICÍA MILITAR
Los manifestantes volvieron a tomar este lunes las calles de Egipto en el quinto día consecutivo de protestas, en el contexto del segundo aniversario de la revolución que depuso a Hosni Mubarak, dejando acorralando al Gobierno de Mohamed Morsi. Aunque el presidente había instado a la oposición a dialogar, para tratar de pacificar el país, esta se negó a acudir a una reunión con el Gobierno, exigiendo que este antes ceda y desista de sus reformas de tipo islamista.
En El Cairo, miles de personas participaron en una marcha, convocada como pacífica, al Consejo de la Shura, la Cámara alta del Parlamento. La policía empleó botes de gas lacrimógeno en su contra. Precisamente
este lunes, esa Cámara aprobó un proyecto de ley, presentado por el Ejecutivo, que autoriza al Ejército a garantizar la seguridad del país y a detener a manifestantes, según informó Mena, la agencia estatal de noticias. De ese modo, las fuerzas armadas egipcias colaborarán con la policía en las labores de control de seguridad del país, de aquí a las elecciones legislativas, que en principio están programadas para abril. La oposición ha anunciado que boicoteará esos comicios si Morsi no cede ante sus demandas.
AUMENTA EL PELIGRO PARA LOS CRISTIANOS
Un líder cristiano egipcio, guardando su anonimato, explicó a Puertas Abiertas que
Egipto es ahora “una nación dividida, llena de frustración y enojo, sin apenas una evolución positiva o prometedora en el ámbito político o social. La economía es también un desastre”.
Agregó que este espíritu de frustración y enojo
“es un caldo de cultivo para una nueva revolución. Un enfrentamiento que en esta ocasión será contra los Hermanos Musulmanes y los salafistas, que han tomado las riendas de la nación egipcia actuando como si sólo ellos viviesen en el país”.
Este bloguero cristiano señala que “existen varios escenarios posibles: el peor es el de severas confrontaciones y enfrentamientos entre el Estado islámico y partidarios de un estado civil (…) Que el Señor tenga misericordia de nosotros y salve a Egipto de todos los males. Por favor, únanse a nosotros en oración”.
Según el
informe anual de Puertas Abiertas sobre persecución, Egipto
ocupa el lugar número 23 como país más peligroso para los cristianos.
Si quieres comentar o