El pueblo egipcio dio mayoritariamente su visto bueno a la propuesta de borrador constitucional. Una propuesta polémica, que ha levantado las iras de la oposición al presidente electo, Mohamed Morsi, cuya figura se ha ido debilitando en las últimas semanas.
El final del complicado referéndum, en el que la oposición y algunos observadores internacionales denunciaron irregularidades, da una tregua al Gobierno, que
en dos meses tendrá que celebrar elecciones legislativas, tal y como lo exige el texto aprobado.
En la segunda ronda del referéndum el apoyo al texto constitucional fue mayor. La mayoría de los analistas ya lo avanzaban, al tratarse de zonas más rurales en las que el poder de los Hermanos Musulmanes es más tangible y donde la oposición apenas tiene presencia. No sucede lo mismo en el Cairo, donde la mayoría de la población dijo “no” a la Constitución (cerca de un 60%).
Mohamed Mursi, en el discurso posterior a los resultados, explicó que se proponía realizar una reforma del Gobierno, y además
pidió un “diálogo nacional” para resolver las persistentes tensiones.
“El islamismo al timón en Egipto opera sobre un proceso de transición absolutamente frágil y su clandestinidad durante décadas de represión le dificulta la comprensión del pluralismo democrático. El precario sí a la Constitución abre una nueva fase en la que se hace más imprescindible, si cabe, que el poder escuche a sus oponentes, en vez de despreciarlos”, decía el editorial de El País.
SOCAVA LIBERTADES, COMPLICA LA MISIÓN
Para los cristianos en Egipto
, la actual Constitución contiene varios artículos que podrían afectar a la práctica de su fe. Entre ellas, una cláusula antiblasfemia, la imposibilidad de realizar operaciones financieras o jurídicas en nombre de una organización, o la mención específica a que el Islam es la religión del Estado.
Aunque según algunos analistas
la cláusula más peligrosa es la que otorga el papel “consultivo” sobre la aplicación de la sharía a la universidad islámica de Al Azhar. Se trata de un emblemático órgano de formación del Islam moderado, de la facción suní, al que acuden miles de jóvenes a formarse cada año.
El problema es que esta línea moderada en Al Azhar podría tener sus días contados.
Muchos egipcios secularistas y cristianos están preocupados por el giro hacia una ideología más extrema de la entidad, lo que daría una interpretación de la sharía más estricta. Y aunque se trate de un órgano consultivo, su poder fáctico hará difícil que los jueces alguna vez vayan en contra de lo que dictaminen desde Al Azhar.
“La Hermandad Musulmana ha estado esperando durante años para obtener el poder en Al Azhar. Una vez lo consiga, el islam moderado estará muerto”, dijo un alto funcionario del gobierno Medio Oriente cuyo país incluye a millones de musulmanes sunitas.
Recientemente se celebró el funeral por los muertos en los enfrentamientos previos a la votación de la Constitución. Uno de los miembros de alto rango del consejo de Al Azhar, el imán Qaradawi, denunció en su sermón a los gobiernos musulmanes seculares de toda la región y declaró que una nación unida Islámica destruiría a Israel.
“Le decimos a Israel: sus días están contados”, dijo Qaradawi, que forma parte del consejo que opinará sobre cómo aplicar la ley. “Dios podría dejar sin castigo al opresor por un tiempo, pero cuando llegue el momento del juicio, no habrá huída”, agregó.
Las opiniones de Qaradawi no son una anécdota.
Dentro de Al Azhar ya hay lugar para este Islam que no tiene intención de hablar de paz. Para algunos expertos, sólo es cuestión de tiempo que todos los rangos de poder de Egipto acaben por “iranizar” al país.
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