Bear Grylls es un superviviente. Conocido en todo el mundo por sus programas de éxito en televisión en los que ha superado duras experiencias en el desierto, la selva o en el Ártico, este británico reconoce que no sería nada sin su fe.
Conocido por ser el protagonista de ‘El último superviviente” en canales como Discovery Channel o Cuatro, anteriormente fue miembro de las fuerzas especiales de Reino Unido (SAS) y es una de las personas más jóvenes que ha conseguido escalar el Everest. Sin embargo, por encima de sus éxitos, Grylls dice apostar por las cosas más sencillas: “mi fe, mi familia, mis hijos”.
Y la fe ha sido su mayor aventura. Como lo fue lograr caminar tras una caída al no abrirse su paracaídas, y escuchar que quizás no volvería a andar. O cruzar el Ártico a punto de morir con un ángel sentado en su barca.
“LA FE, UNA FUERZA SILENCIOSA EN MIS AVENTURAS”
En su participación en Saddleback Church, invitado por Rick Warren, dio su testimonio el pasado mes de mayo.
Grylls fue transparente acerca de los verdaderos retos que ha enfrentado en su vida. A pesar, dijo, de que siempre ha creído en Dios, Bear Grylls tiene siempre muy presente un acontecimiento que realmente cambió su vida y su percepción de las cosas. Se trató de una inesperada tragedia que ocurrió mientras estaba haciendo algo que amaba, el paracaidismo.
Durante su estancia en la SAS, Grylls fue a hacer paracaidismo en el sur de África en una actividad rutinaria. Pero al abrir el paracaídas se abrió totalmente rasgado e inservible. Él cayó en picado y se estrelló contra el suelo del desierto, su con la espalda estaba rota en tres sitios.
Los médicos no estaban seguros de si alguna vez volvería a caminar, y fue este diagnóstico espantoso que llevó a Grylls a una inmersión espiritual profunda.
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Fue una época oscura. Sabía que la vida nunca volvería a ser la misma. Me sentí culpable, me sentí lleno de dudas, supe que tenía que aferrarme a las cosas sencillas de la vida a través de mis amigos, de la familia. Cuando las cosas te dejan de ir de viento en popa y eres golpeado por la vida debes descubrir lo que realmente valoras de la vida. Y Dios me dio una segunda oportunidad, a la vez que yo iba a poner todo lo que de mi dependía para recuperarme."
No sólo Grylls se recuperó completamente, sino que poco tiempo después escaló el Everest. "Mientras estaba en la cima de la montaña, en la cima del mundo, solo recuerdo que lloraba. Una pequeña parte de mí que, que en el hospital nunca creyó que podría llegar hacer esto calló para siempre".
Asegura que sus experiencias en la naturaleza y en el Ejército le han demostrado que un hombre orgulloso nunca dirá que necesita ayuda pero “yo ya no tengo miedo de admitir que sí necesito ayuda”. Es por ello por lo que afirma que “mi fe cristiana ha sido una gran fuerza silenciosa y una sólida columna vertebral a través de estas aventuras”.
Grylls siente una relación muy cercana con Dios y lo ve en todas las actividades que realiza por todo el mundo. “Se trata de ser capaz de escalar las montañas más grandes del mundo junto a la persona que las creó”.
EL ÁNGEL QUE APARECIÓ EN LA BARCA
En sus aventuras al borde de lo imposible afirma tener muchos momentos de oración. Pero hay uno que recuerda de manera especial. Durante una expedición debían atravesar en un bote inflable el Océano Ártico. Un gran vendaval con lluvia, viento, granizo, olas gigantes les salió al paso mientras caían a su alrededor grandes bloques de hielo. “Realmente deberíamos haber muerto”, admite Grylls, que añade que “durante la noche, Nige un miembro del equipo y que no era creyente, vio un ángel sentado en la parte delantera de la embarcación”. A pesar de las terribles condiciones que sufrieron durante dos días llegaron a su destino a salvo y dando gracias por el don de la vida. “Nige encontró una fe maravillosa después de ese acontecimiento”.
Este conocido personaje televisivo no se avergüenza públicamente de su fe, más bien al contrario, incluso tuitea versículos bíblicos en su perfil de twitter. “Cuando era niño nunca cuestioné a Dios. Yo sólo sabía que Dios existía y que era mi amigo”. Sin embargo, reconoce que no siempre le ha sido tan fácil creer cómo cuando era un niño.
SEGUIDOR DE LOS CURSOS ALPHA
En cuanto a su relación con Dios recuerda un momento especial, en el que en medio de su crisis oró a Dios, “si eres como yo te conocía de niño, ¿serías de nuevo ese amigo? No fue más complicado que eso. En realidad, lo más sorprendente es que todo lo que Dios nos pide es que le abramos la puerta y Él hará el resto”.
A partir de esta fe sencilla y genuina Bear Grylls no ha dejado de buscar respuesta a sus preguntas y de intentar tener una fe madura. Por ello,
es un gran partidario de los cursos Alpha, curso de diez semanas de duración en las que se profundiza en distintos aspectos de la fe y que tiene millones de seguidores por todo el mundo. En estos cursos se responden preguntas básicas de la fe cristiana en todos los aspectos.
En su experiencia este intrépido aventurero confiesa que “he visto cómo Alpha ha tocado a muchas personas” y “he visto a muchas personas encontrar una fe sencilla a través de ellos y quiero recomendarlo porque me ha ayudado un montón”.
"EL PEGAMENTO QUE NOS MANTIENE UNIDOS"
Esta fe que tanto le ha ayudado en su trabajo también lo ha hecho en su familia. Bear está casado y tiene tres hijos. Asegura que la fe “es el pegamento que nos mantiene unidos a través de muchas luchas que la vida nos lanza”. “La fe nos ha sostenido”, afirma con sinceridad. “Llevamos casados más de diez años y mirando atrás pienso que sería muy difícil que estuviéramos unidos si no fuera por la fe”.
Es por esto por lo que añade que “los dos perdimos a nuestros padres cuando nos casamos y el apoyarnos en nuestra fe nos ha unido más. Oramos con nuestros hijos y ellos oran por nosotros y es un gran vínculo el que nos une”. “Me encanta mi familia, me fe, mis hijoa”, dice orgulloso este aventurero de nacimiento.
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