Los cristianos coptos en Egipto viven días de incertidumbre.
Ante el reciente ascenso al poder de los Hermanos Musulmanes, son muchos los que temen que su milenaria comunidad quede aislada política y socialmente, cuando no perseguida y desprotegida ante un sistema que parece plegarse a la voluntad de los islamistas.
Algunos cristianos coptos han decidido tomar parte en la acción política del país para enfrentar la situación, a pesar de que tradicionalmente han sido poco participativos.
El proyecto está encabezado por el abogado Mamdouh Nakhla, director del Centro Mundial por los Derechos Humanos con sede en El Cairo,
que ha fundado la Hermandad Cristiana en calidad de organización legal que eventualmente adquiera el estatus de partido político.
El modelo de Nakhla es, desde el nombre, paralelo al de los Hermanos Musulmanes, e incluso el partido que pretende formar llevará el nombre de Partido de la Justicia y la Libertad, del mismo modo que el de la Hermandad Musulmana se llama Partido de la Libertad y la Justicia.
MILES DE ADHESIONES
En una reciente entrevista realizada a Nakhla por el periódico árabe Asharq Alawsat, éste expresó que ha recibido ya miles de solicitudes de afiliación dentro de las cuales
no sólo hay cristianos, sino también gente liberal que encuentra una vía de participación política en esta opción. Señaló que su organización seguirá un ideario eminentemente liberal y secular, y que su eje cristiano, si bien existe, funcionará a la manera en que, por ejemplo, lo hace en casos como el de la Unión Demócrata-Cristiana en Alemania. Su agenda estará centrada en la defensa de las minorías religiosas y de las identificadas con programas liberales que hasta ahora carecen de representación.
Ante la pregunta de si consideraba que la Hermandad Musulmana permitiría la emergencia de un partido cristiano paralelo como éste, Nakhla respondió con optimismo, aduciendo que la agrupación a la que pertenece Mursi, después de haber sido perseguida por tantos años por el antiguo régimen, no puede negarse a aceptar la legitimidad de este nuevo proyecto, el cual bien podría compartir poder y proyectos conjuntos con su homólogo musulmán, siempre y cuando prevalezca el respeto mutuo y una justa distribución de cargos en aras de reflejar la pluralidad ideológica que existe en la sociedad egipcia.
El destino de esta Hermandad Cristiana en formación es evidentemente incierto, pero por lo pronto abre la puerta a la posibilidad de que la Primavera Árabe egipcia no desemboque fatalmente en una nueva tiranía. Si en efecto el proyecto de Nakhla logra despegar y fortalecerse muchos millones de egipcios que participaron en las protestas tendrán una representación y fuerza política que merecen y que hasta ahora, parecía, se les había escamoteado.
PRESIONES Y MIEDO
La situación, sin embargo, presenta complicaciones crecientes para los coptos. “A los cristianos coptos no nos queda más que huir del horror islamista”, aseguró en una entrevista a la Gaceta uno de los líderes de la nueva organización.
Desde la caída de Hosni Mubarak “las agresiones hacia nuestra comunidad son constantes” y, asegura, “el triunfo de Mohamed Mursi no hace más que empeorar la situación”.
Desde la caída del dictador, más de 100.000 cristianos han abandonado el país ante el aumento de las agresiones contra la comunidad copta. “Muchos se ven obligados a huir de los pueblos ante las presiones y agresiones para que se conviertan al islam”, asegura Michel Magdi. “El hecho de que la Comisión Electoral archivase nuestras denuncias de fraude es una muestra lo que nos espera con los Hermanos Musulmanes en el poder”.
Fue el pasado 5 de julio cuando la organización vio la luz. “Para nosotros era muy importante crear una organización para poder resistir ante la marea islamista; buscamos crear un balance en la escena política egipcia”, explica Michel Fahmi, uno de los fundadores de la organización.
Pero, a diferencia de los Hermanos Musulmanes,
esta organización cristiana busca “luchar de forma pacífica y, sobre todo, legal contra las agresiones que sufre la comunidad cristiana”, dice otro de sus fundadores, Amir Ayad. “Utilizaremos todas las vías legales necesarias para castigar los actos violentos contra los coptos”, explica.
VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES
Para las mujeres la situación es aún más delicada.
Muchas son secuestradas y obligadas a convertirse al islam. Al menos 550 fueron secuestradas en los últimos cinco años. “Nunca antes se habían visto tantas mujeres con burka en Egipto”, apunta Magdi.
Un informe presentado por la organización Solidaridad Cristiana Internacional (CSI) alerta sobre los constantes abusos y los secuestros de mujeres y niñas coptas en Egipto. El documento critica duramente al Gobierno y las fuerzas de seguridad egipcias por la pasividad mostrada ante las constantes denuncias de familiares. Además, también denuncia el hecho de que “se nieguen a restaurar las identidades religiosas cuando las chicas son rescatadas”. Para poder recuperar su identidad, ellas deben acudir a los tribunales, lo que supone, en muchas ocasiones, unos gastos “inasumibles” para las familias.
“La comunidad internacional debe actuar contra estos actos violentos que atentan contra los derechos humanos”, asegura el portavoz de la organización, Chris Smith. “Estas violaciones no pueden quedar impunes; deben tomar cartas en el asunto”, puntualiza Smith.
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