Vestida con impecable elegancia y sobriedad, Amalia González, la ex vedette conocida como “Yuyito”, recorre Argentina para presentar su segundo libro, titulado "100 pasos que me llevaron a la bancarrota".
En su reciente visita a la ciudad de Tucumán,
expresó que las apariencias y el anhelo de pertenecer a un sector social más privilegiado es una de las causas que llevan a la gente a equivocarse. "Al compararnos con otros caemos en el consumismo, tratando de sostener apariencias. Se busca satisfacción por medio del acceso a cosas que exceden nuestras posibilidades económicas, como si de eso dependiera lo que somos como personas", lamentó.
Como ejemplo de la gran enfermedad de la sociedad actual, puso el ejemplo de los chicos de colegios de clase media, sin necesidades básicas, que roban teléfonos Blackberry a sus mismos compañeros. Lo hacen porque no soportan no tener ese aparato, símbolo de pertenencia a un grupo exitoso que hace "portación de móvil" como si fuera la chapa de una élite. "Aquellos que no lo tienen sienten tanta frustración y necesidad de identificarse con ese estatus que a veces llegan a robarlo. Es algo tremendo, que refleja una gran inseguridad interior ante esa presión social. Una conducta que luego, cuando son mayores, puede manifestarse de otras maneras más peligrosas", advirtió Amalia González.
LA CRISIS
Hace siete años, Amalia todavía era "Yuyito", la vedette supersexy que encendía la platea de los teatros de revista, aparecía en televisión y posaba para revistas como Playboy . Hoy conserva su belleza, pero su vida cambió por completo. Desde que conoció a Cristo, dedica su vida a aconsejar a otras personas. Su segundo libro trata sobre el mal manejo del dinero, uno de los problemas que la llevaron a entrar en crisis y a buscar un cambio de vida.
Ese momento llegó en 2005, después de participar en un exitoso espectáculo en Mar del Plata. "Estaba recluida en mi casa y con grandes presiones económicas, porque yo manejaba muy mal mis ganancias. Entonces recibí el llamado de una mujer que vivía en comunión con Dios. A partir de allí decidí renunciar a esa actividad que me exigía tanta exhibición pública”, expresa.
Dejó hábitos de vida nocivos y la compañía de ciertas personas. “Pero
lo que cambia la vida no es simplemente ir a la iglesia, sino tener una relación personal con Dios. Incorporarlo a la vida práctica de todos los días, a través de la Palabra, la fe y la oración", puntualiza.
¿PURA COINCIDENCIA?
El sorprendente cambio que se produjo en la vida de Amalia fue similar al que experimentó Jorge Porcel, el famoso cómico con el que ella dio sus primeros pasos en la TV de los 80. "Dios tenía previsto que tanto él como yo conociéramos al Señor, pero cada uno por su lado. Yo con Porcel nunca crucé una sola palabra sobre el Evangelio. En esa época no hubiera imaginado que mi destino iba a ser éste".
Jorge Porcel fue uno de los cómicos más importantes de la Argentina, tanto en solitario como en dupla con Alberto Olmedo. Después de repentina muerte de Olmedo, Porcel se trasladó a vivir a Miami y allí se convirtió a Cristo en 1995. Dios testimonio de su fe hasta el día de su muerte, el 16 de mayo de 2006.
NUEVA VIDA
Poco después de haber renunciado a los escenarios, Amalia fue convocada a la TV. En 2006, con su economía colapsada, oró por un trabajo y al poco tiempo la invitaron a participar en Bailando por un Sueño. "Dios tenía preparada una sorpresa para mí. El bailarín que me asignó la producción, sin saber de mi conversión, era un chico evangélico que competía por la reconstrucción de un comedor de la iglesia que a él le había dado de comer cuando era un niño -explicó-. No pudimos ganar, pero luego Dios nos volvió a sorprender, porque a las dos semanas recibimos un llamado telefónico de la localidad de esa iglesia. La Gobernación del lugar nos ofreció ocuparse ellos de reconstruir el comedor, y lo hicieron. Fue algo maravilloso", comenta.
Tiempo después,
Amalia recibió la oferta de una editorial para publicar la historia de su vida. "De la fama a la fe" se vendió de una manera sorprendente, según dijo la ex vedette, a pesar de que se exhibió solamente en librerías cristianas.
En sus planes inmediatos está la edición de su tercer libro, esta vez dedicado a la mujer y su ser interior, frente a la exigencia social de la belleza física.
TIEMPO PASADO
Rubia, muy alta, de ojos celestes y atractiva silueta, Amalia fue pareja de Guillermo Cóppola - cuando éste era representante de Diego Maradona- y con él tuvo una hija, hoy de 25 años. Luego se separaron y ella se unió a un entrenador con quien tuvo mellizos (varón y mujer, actualmente de 15 años), y ya por entonces manifestó que quería cambiar de rumbo.
Mientras siguió trabajando como vedette estudió periodismo. Hoy reconoce que su belleza física le allanó el camino a la fama, pero también la llevaró a cometer errores. "Me significó dejarme tentar por cosas que no me hicieron bien, que como persona no me edificaron para nada. A lo mejor me dieron algún beneficio circunstancial, nada más. Creo que las mujeres deben ser muy cuidadosas con eso, valorarse más de lo que yo me valoré, sin duda. Es lo contrario de lo que manda la sociedad actual. A la mujer le marca el camino del éxito por el lado de lo sexual y de la belleza física, y al varón le exige metas económicas", concluye.
Si quieres comentar o