El Partido Republicano se encuentra en pleno proceso para elegir a su candidato a las elecciones generales en Estados Unidos. La carrera entre el católico Santorum y el mormón Romney podría decantarse hacia un candidato en base al voto evangélico, que desde 1980 se torna decisivo en este partido conservador.
Explica
Juan Francisco Martinez Guerradesde California, en una entrevista concedida a Protestante Digital, que
el voto “evangelical” (que incluye a las denominaciones evangélicas "no históricas") se transforma en “decisivo a partir de 1980, cuando se levanta el movimiento de la Mayoría Moral, juntando a personas que durante mucho tiempo había sido apolíticas”. De hecho, estas iglesias se habían mantenido al margen del debate político hasta entonces, a diferencia de las denominaciones llamadas históricas.
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A partir de entonces –explica Martínez, profesor en el Seminario Teológico Fuller- este grupo creciente en Estados Unidos encuentra una voz ligada a los movimientos conservadores del Partido Republicano”. Este lobby se define en torno a posturas conservadoras “en temas como el aborto o el matrimonio del mismo género, asuntos que se convierten en estandartes que reflejan una ideología ligada a esta tradición”.
Y aunque en estos dos temas
ambos candidatos –Romney y Santorum- tienen planteamientos semejantes, se diferencian en el énfasis. “Hace unos dos años se firmó la Declaración de Manhattan, en la que líderes de muchos segmentos del mundo evangelical y líderes católicos dijeron que si el país intentaba imponer asuntos de aborto o matrimonio del mismo género ellos practicarían la desobediencia civil –añade Martínez-, algo inaudito en este contexto”.
Hay por tanto “mucho voto” unificado en torno a esta postura social conservadora, algo que Sartorum intenta aprovechar. “
Sartorum usa estos dos temas como bandera unificadora, mientras que Romney se sitúa en un contexto en el que no son los temas principales”, afirma el profesor.
DIFERENTE CRITERIO
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Esta defensa cerrada no se transmite, sin embargo, en otros aspectos políticos que afectan la ética y la vida de las personas, como la atención sanitaria pública, la justicia social o la política de inmigración. Este es el aspecto que más “despista” a los votantes latinos, un colectivo que muchos politólogos consideran como la “llave” a la Casa Blanca.
Juan Martínez explica la “frustración” del evangélico latino que “comparte por un lado la ideología de justicia social y de atención a la necesidad pública -una postura que les acerca a Obama-, pero comparte también con el conservador la opinión sobre el aborto y el matrimonio del mismo género”.
Así, los demócratas “quieren que se defienda la vida y la justicia, pero que nadie se meta en asuntos personales como ellos consideran que son el aborto y el matrimonio homosexual; pero el republicano quiere obligar a actuar en la dirección opuesta: preocúpate de lo personal, pero en lo social, cada adulto que se haga responsable de sí mismo y el Gobierno que no se meta”.
Para los latinos (evangélicos o de otras creencias) el asunto migratorio es clave y Martínez considera que se trata “de un campo de batalla reciente en el que ni republicanos ni demócratas saben bien qué hacer. Las formas de dividir las posturas políticas no cuadran para los latinos, y nos fastidia, porque queremos unir las dos cosas”.
Esta contradicción se pudo ver en las elecciones de 2008. En California “la mayoría de latinos y afroamericanos votamos por Obama pero también por la proposición 8, que cerraba las puertas al matrimonio homosexual. Y tanto republicanos como demócratas están ofendidos con nosotros por esta postura”.
EN OPOSICIÓN FRONTAL
Al votante evangélico –que entre los latinos supone un 20%- se le presenta esta disyuntiva. Las razones detrás de una oposición “moral” al matrimonio homosexual tiene un sentido más profundo que el que pueda tener en países como España. “Aquí en Estados Unidos no hay separación civil-religiosa en cuanto a registro. El matrimonio que se hace en la iglesia es el matrimonio legal. Las personas que abogan por el matrimonio homosexual quieren que la iglesia se vea obligada a casar a personas del mismo sexo”, dice Juan Martínez.
En cuanto al aborto, el asunto es semejante. “Si el aborto se aprueba, como aquí la salud la paga el empleador, un hospital católico tendría que pagar el aborto a pesar de estar en desacuerdo”, y por eso “hay un moralismo rígido y no se busca un camino de convivencia, sino un camino de victoria, por ambos lados (…) Se quiere insistir en que
mi postura es la única que va a pesar”.
EL DEFINITIVO VOTO LATINO
Para Martínez Guerra, la fuerza latina permitió que en 2004 “George Bush fuese reelecto gracias a que era promigratorio, pero en 2008 ganó Obama porque estos latinos estaban más acorde con la línea migratoria definida por el actual presidente, aunque en otras cuestiones ideológicas estuvieran más cerca del Partido Republicano”.
“Ha dicho un líder republicano latino -cuenta Martínez- que deben ganar un 40% de este voto para triunfar en las elecciones en 2012. La probabilidad de que esto ocurra es casi nula, por sus posturas tan rígidas en cuanto a la inmigración”.
Los líderes evangélicos más reconocidos, como Sammy Rodriguez o Luis Cortés, suelen mostrarse “entre ambos bandos, ya que por un lado se juntan con los Republicanos para hablar de aborto o matrimonio homosexual, pero al hablar de inmigración, de educación, están con los demócratas”.
La conclusión es que “los republicanos, por insistir en frenar a los ilegales, han alienado a mucho del voto evangélico latino. Ese voto fue en 2008 un 55% a favor de Obama. Era la primera vez que se marcaba de forma tan grande. Creo que Obama ganará cerca del 70% del voto latino en general, lo que hace muy difícil que gane el partido Republicano. Estados claves como Nuevo México, Colorado, Florida, Texas o Illinois tienen una gran presencia latina donde seguramente se haga la diferencia”.
UNA REFORMA NECESARIA
Desde su posición como latino, Martínez considera fundamental “una reforma migratoria”, algo que cree que comparten la mayoría de los cristianos evangélicos de EEUU una vez que se sale del foco del debate público político. “Con aquellos que confiesan la fe evangélica, si salimos del ambiente de la retórica política y lo llevamos al terreno de la fe cristiana, la mayoría están a favor de la reforma migratoria”.
“Por ejemplo, los líderes de la Convención Bautista del Sur, una de las más conservadoras, apoyan que se haga una reforma migratoria justa, pero también reconocen que la retórica política ha creado una situación en la que la gente que está en los bancos de la iglesia no está de acuerdo con su liderazgo. Estas personas están influidas por el calor retórico”.
LA PERCEPCIÓN DE OBAMA
El presidente Obama ha sido atacado desde diferentes frentes en cuanto a su identidad, nacionalidad y práctica religiosa, a pesar de que él se ha definido de forma definitiva como cristiano protestante. Para Martínez, la figura de Obama como cristiano protestante “no es cómoda para nadie”.
Por una parte se debe a que en Estados Unidos se “vive en una situación en la que el pueblo es muy religioso, pero las capas políticas y económicas no lo son. Constantemente ha habido esta tensión, en la que los presidentes expresan una fe pública, pero que realmente no la practican”.
Sin embargo “cuando tenemos un presidente que expresa su fe, no se sabe qué hacer con él. Por ejemplo Jimmy Carter lo hacía y los evangélicos no le votaron. Algo diferente pasa con Obama, donde mucho de su apoyo viene de las capas seculares, pero no saben qué hacer con un hombre que llega con gusto al desayuno de Oración. Para ellos, una persona liberal no puede ser cristiana. Obama saca de quicio a todos”.
En cuanto a los evangélicos más ligados al partido Republicano, Juan Martínez considera que son un grupo “al que les cuesta aceptar una voz que no sea la de ellos” a pesar de que Obama haya tenido que “desligarse de su pastor y de su iglesia en Chicago”, relacionada con la línea de contestación social cuyo estandarte fue Martin Luther King Jr. “Obama, para que la gente blanca lo sintiera aceptable, debía romper con estas voces más proféticas del entorno protestante afroamericano”, explica Martínez.
OPINIÓN SOBRE ESPAÑA
Como analista desde la distancia, este profesor del Seminario Fuller (California) aporta su visión sobre la situación de los evangélicos en España. “Veo a los cristianos lidiando con la migración latinoamericana, que es mucho más cristiana que la población en general en España. Me pregunto cómo es que los creyentes van a ver la llegada de creyentes. ¿La ven como amenaza o como oportunidad de reavivar la vida cristiana en España?”, plantea finalmente Juan Martínez Guerra. Sus reflexiones pueden seguirse en su columna semanal “
Caminando con el pueblo” en el Magacín de Protestante Digital.
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