El nombre de Mark Jackson es, con mucha razón, conocido y respetado en el mundo del baloncesto. Pero quizá no muchos conocen la que según sus palabras es la faceta más importante de su vida.
Jackson es pastor de una comunidad de 300 fieles en California, labor que ahora compaginará con la de entrenador principal de los Golden State Warriors.
Su carrera como jugador en la NBA comenzó en los New York Knicks en 1987, y se extendió por 17 años hasta llegar a su retirada en 2003. Entre sus logros se encuentra el de ser
el tercer máximo asistente de la historia de la liga, sólo por detrás de leyendas en el puesto de base como Jason Kidd o John Stockton. No se desligó del mundo del baloncesto y
en los últimos años fue comentarista para las retransmisiones deportivas en ESPN y ABC.
Sin embargo,
su carrera como entrenador comienza con un inmenso desafío. En Golden State esperan que Mark Jackson sea capaz de devolver la ilusión a un equipo que en los últimos años ha estado lejos del reto más inmediato: acceder a la fase final de la liga, los Play-Offs. Algo que Jackson ha prometido nada más llegar.
“Yo veo el talento, el proyecto, el cuerpo técnico y el cambio de mentalidad para esta temporada”, dijo Jackson en su presentación. “No soy un tipo que diga: “Vamos a ir a los play-offs” porque sea un buen titular. Ese no es mi estilo...
He sido un ganador toda mi vida, y realmente creo que grandes cosas están a punto de suceder”.
Los Warriors han perdido 155 partidos en las últimas tres temporadas y sólo han llegado a play-offs una vez en los últimos 17 años. Pero el pastor protestante Jackson tiene fe, en Dios, en su trabajo y en su equipo para conseguirlo.
EL "PASTOR MARK"
Mark Jackson es el pastor de una comunidad cristiana que se reúne, de momento, en un salón alquilado de la zona. Las trescientas personas que forman parte de su congregación, que se llama
International Worship Centre, están en el corazón de Jackson.
“Estas personas no se preocupan por lo que he hecho o lo que haré en el baloncesto”, dijo Jackson. “Si están conmigo es por lo que he hecho en esta iglesia en los últimos dos años”, afirma. De hecho, es desde entonces cuando
Jackson decidió formar esta iglesia independiente, que no pertenece a ninguna denominación, pero que se adscribe dentro de la doctrina común cristiana evangélica, enfatizando la comunión, la adoración y la obra social de ayuda a los necesitados.
El camino espiritual de Jackson se inició en su hogar. Criado en una familia católica en Bahamas, Jackson siempre se mantuvo fiel a su religión. Sin embargo, ahora reconoce que entonces todavía no había “nacido de nuevo”, algo que pudo hacer con 22 años gracias al testimonio de la que ahora es su esposa.
CAMINO DE FE
Desiree Coleman, una exitosa actriz de Broadway y cantante R&B, llamó la atención de Jackson cuando la vio por televisión. Tanto que el joven base intentó concertar citas con la chica en varias ocasiones. Coleman lo rechazó en dos ocasiones, incluyendo una oferta que incluía un vuelo de primera clase a Houston y entradas para el All-Star Game en el que jugaría Jackson.
“Yo no era un chico malo”, explica Jackson. “No me había metido en drogas o alcohol ni había hecho locuras. Me había graduado en la universidad, había comprado a mis padres una casa y un coche; amaba a mi familia.
Hacía las cosas bien, pero lo cierto es que estaba caminando al infierno”.
Cuenta Jackson que
el mismo día encontró al amor de su vida y la salvación. Porque en la primera cita con Desiree, y gracias al testimonio de ella, reconoció su necesidad de tener un encuentro con Dios. Ese nuevo nacimiento siguió a su compromiso en 1990. Ahora, luce orgulloso su anillo y celebra el crecimiento de su familia. Juntos han criado a cuatro hijos.
OFICIOS COMPLEMENTARIOS
En 1997, el Obispo Nathaniel Townsley ordenó a Jackson como ministro. En una conferencia en 2002 en las Bahamas, otro pastor profetizó que la familia Jackson algún día abriría una iglesia.Esto se cumplió en 2009, cuando los Jackson comenzaron las reuniones, primero en el salón de su casa, y luego en el salón alquilado a la iglesia adventista. Ahora la comunidad reúne fondos para poder adquirir un local propio.
Jackson no ha querido dejar el ministerio pastoral a pesar de tener la responsabilidad de llevar a un equipo de la NBA. “No voy a comprometer mi vocación de pastor por ser entrenador de los Warriors”, afirma. Los fieles cuentan con ello. Como Michael Johnson, que ha asistido a la iglesia durante un año y está tomando clases de membresía. El explica: “Me di cuenta desde el primer día que esto no es una afición del pastor Mark. Esto no es un hobby. Esta es su vida”.
Mark Jackson, cuya familia sigue viviendo en el sur de California mientras se alquila un apartamento en Oakland, hará el camino de 50 minutos al sur siempre que le sea posible.
¿Y qué influencia tendrá esto en su función como entrenador? “Yo no vengo a convencer a nadie. Pero
creo que se pueden ganar almas gracias a que la gente va a ver la coherencia con que yo vivo mi vida”, dice Jackson.
“Cuando se habla de entrenar, estás hablando de alguien que tiene la responsabilidad del impacto de los jugadores sobre el parquet. No voy a limitarme a ser un entrenador. No voy a limitarme a ser un pastor”, dijo.
“Hay momentos en que voy a ser un entrenador, un amigo, un padre, un pastor, un oyente, un ayudante, un guía”.
El camino de los Warriors acaba de comenzar. Con cinco partidos disputados hasta el momento en esta peculiar minitemporada, acumulan un récord de dos victorias y tres derrotas. Aún es pronto para hacer análisis, pero todavía mantienen intactas las expectativas de alcanzar el reto de los play-offs con el pastor Mark al mando.
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