Lloyd Schofield lleva varios meses haciendo campaña contra la circuncisión. Sostiene que se trata de una “mutilación genital” que se practica sin el consentimiento del sujeto, sino por la imposición de los padres.
En poco tiempo ha conseguido más de 7000 firmas que apoyan su causa y ha levantado una gran polémica ante la posibilidad de que pueda llegar a referéndum en noviembre.
Schofield y una creciente comunidad de activistas anti-circuncisión afirman que los niños no deberían ser forzados a participar en una mutilación masculina culturalmente aceptada que puede ser riesgosa para la salud y disminuir la función sexual.
“Es un asunto de derechos humanos”, asegura Schofield, que no ha dudado en comparar esta práctica con la ablación femenina.
Ante el éxito de la propuesta de Shofield, varias agrupaciones judías, junto a otras organizaciones, han denunciado que se trata de un debate discriminatorio hacia los judíos y sus tradiciones religiosas. El director de la Liga Antidifamación, Daniel Sandman, considera “hiriente y ofensivo” que se cuestione la circuncisión para aquellos que lo valoran como un ritual.
También Abby Porth, del Consejo Judío de Relaciones Comunitarias, acusó a Schofield de desperdiciar los recursos de la ciudad en una maniobra que difícilmente se hará ley y dijo que
la comunidad judía formará una coalición contra la iniciativa, junto a profesionales de la salud y musulmanes -quienes también practican la circuncisión-.
La iniciativa de Schofield propone una penalización para cualquiera que le practique una circuncisión a un menor de 18 años de edad de hasta mil dólares o un año de cárcel. Es decir, quedaría tipificado en la ley como un delito menor.
DEBATE MÉDICO
Tanto los defensores como los detractores de la circuncisión esgrimen argumentos sanitarios, pero la investigación médica no apoya ninguna de las dos posturas en particular. La Academia estadounidense de Pediatría afirma que hay tantos beneficios como riesgos en la circuncisión infantil y recomiendan que los padres tomen la decisión.
Los que apoyan la circuncisión dicen que promueve buena higiene personal. Sin embargo el procedimiento podría estar perdiendo popularidad. De acuerdo al periódico New York Times, el Centro para Control de Enfermedades reveló que un 32% de los bebés recién nacidos en los Estados Unidos recibieron circuncisiones en el 2009, mientras que en el 2006 esa cifra habría llegado al 56%.
El apoyo a la práctica de la circuncisión creció a nivel mundial tras los estudios que demostraron la
reducción de contagios de VIH en África entre los que la practicaban. Además, algunas investigaciones revelaron que reduce la posibilidad de padecer cáncer de pene en hombres y de útero en las mujeres.
En su contra, se ha esgrimido que hay lugares donde se practica sin contar con los medios higiénicos adecuados o por medio de personal poco cualificado, provocando infecciones y problemas por una mala ejecución de la operación.
TRADICIÓN MILENARIA
El origen histórico de la circuncisión es difícil de precisar. En el caso de los judíos,
su práctica se establece desde Abraham, que recibió el mandato divino de circuncidar a todo varón a los ocho días de nacimiento tal y como se relata en Génesis 17.
Hay referencias a la circuncisión de adultos en pinturas egipcias anteriores al 2.400 a.C. Aunque los expertos aún desconocen las motivaciones de esas prácticas, una de las teorías es que se trata de un ritual de transición a la adolescencia, equiparable a la menstruación de la mujer.
En el caso de los musulmanes, mayoritariamente la practican, aunque ésta no viene ordenada en el Corán. Algunos la practican en el momento del nacimiento del niño, aunque la mayoría esperan hasta la edad de siete años.
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