Las iglesias de EEUU, cautelosas ante el anuncio del fin de la recesión económica

Según la Oficina Nacional de Investigación Económica, un grupo de académicos con sede en Cambridge, la recesión duró 18 meses, comenzando en noviembre de 2007. Esto la haría la recesión más larga desde la Segunda Guerra, al superar a las de 1973-1975 y 1981-1982, que duraron 16 meses cada una. Una recesión comienza cuando la economía comienza a contraerse, a hacerse más pequeña, y termina cuando la economía deja de reducirse.

El economista del Instituto para la cultura Financiera, Andrés Panasiuk, explicó que la noticia del fin de la recesión debe ser tomada con mucha cautela por parte de la iglesia cristiana. «La buena noticia es que la economía norteamericana dejó de hacerse más pequeña en junio del año pasado, eso es una muy buena noticia, el paciente no se está poniendo peor, ahora ha dejando de ponerse peor. La mala noticia es que eso no significa que nos hemos recuperado», resumió Panasiuk.

«Por ejemplo, cuando una ciudad o un pueblito sufren un tornado, el tornado pasó pero hay mucha destrucción detrás y hay que reconstruir la ciudad, reconstruir el pueblo. Si se terminó el tornado, si pasó el tornado, pero ahora inicia el trabajo de reconstrucción», agregó el experto en economía.

Por otra parte, la recuperación de la economía mundial avanza más lenta de lo que los expertos esperaban. Ante este panorama, las iglesias y organizaciones no gubernamentales o sin fines de lucro cristianas deberán tener cautela con los proyectos que desarrollen en los próximos años.

«Tenemos que ser cuidadosos en la forma en que crecemos, en que nos expandamos en estos años que vienen, en los compromisos que realizamos, porque a pesar de que la economía no se está haciendo más pequeña, el problema es que no hay liquidez en el mercado, todavía nuestros donantes no tienen recursos económicos para darnos», añade Panasiuk.

Durante la crisis económica muchos proyectos misioneros disminuyeron por la falta de recursos y los ingresos por concepto de diezmos bajaron en muchas congregaciones. Con el anuncio del final de la recesión, el crecimiento de estos activos será lento y paulatino.

FINANZAS EN MANOS DIVINAS
El economista recuerda que los cristianos deben confiar en la provisión de Dios y aconseja tener orden y tomar decisiones sabias en las finanzas familiares, personales y empresariales.

«Dios no necesita una economía prospera para bendecir a su gente. Dios puede cuidar de su pueblo aún cuando éste es esclavo. Dios siempre ha cuidado de su gente nunca le ha importado cuál es la situación económica del país donde vive. Entonces lo que nosotros tenemos que hacer, en vez de confiar en la Bolsa de Valores y en los economistas de este mundo, como dice el Salmo 20, nosotros debemos confiar en el nombre del Señor. El nos va a cuidar y nos va a proveer para nuestras necesidades», concluye Panasiuk.