"Mi padre era muy respetado en la secta y empezó a entrenarme a edad muy temprana para hacer lo que quería el círculo. Eso me permitía que yo lo pudiera aguantar todo, cualquier cosa que se hiciera conmigo, no llorar o gritar ni responder al dolor, y que prometiera que no diría nada a nadie fuera del grupo. Se suponía que debíamos hacer lo que el Poder Superior quisiera".
Esta confesión no forma parte del diálogo de una película. Pertenece a Laura, una joven que nació en la región de Münster, Alemania. El Poder Superior que ella menciona era Satanás, y la joven se vio obligada a aceptar el dolor, la tortura y la violación en su nombre.
Laura tenía que aparentar una vida normal al exterior, presentándose como una colegiala común y corriente, mientras en secreto era sirvienta en las misas negras y los rituales satánicos. "Debía ser obediente a los hombres", dijo después de huir de la secta. "Cuando tuve que prostituirme me dijeron que el Poder Superior quería que el círculo (el grupo satánico) tuviera dinero". El dinero fue directamente a las arcas del grupo, quien también eligió a los clientes.
El punto de inflexión llegó para Laura cuando se suponía que debía tener un hijo para el círculo de sus padres satánicos. Entonces huyó de la secta, y ahora vive en un refugio de alta seguridad para mujeres traumatizadas.
PRÁCTICAS BRUTALES
La especialista en religiones de Marburgo, Adelheid Herrmann-Pfandt, dijo que los padres de Laura la expusieron a un culto satánico, lo que es especialmente preocupante ya que celebra una forma especialmente brutal del satanismo y se mantiene fuera de la vigilancia de la sociedad. "Aquellos que llevan a cabo estas prácticas tan extremas no son reconocibles en la sociedad", dijo Herrmann-Pfandt.
"No van por ahí con crucifijos al revés en sus manos. Desean permanecer por debajo del barrido de la detección del radar durante toda su vida, sin que se les detecte", agregó.
Por su parte, Brigitte Hahn, la comisionada de la diócesis católica de Münster comentó que unas 30 víctimas de estos cultos satánicos han buscado la ayuda de su oficina. Algunas de las mujeres describieron misas negras que también incluían abortos rituales e incluso el asesinato. "Hay ceremonias especiales de fecundidad para las mujeres y otros rituales para la entrega de los bebés y el sacrificio de ellos", dice Hahn. "Los embarazos se mantienen en secreto, los bebés nacen, y desaparecen."
En 2008, Hahn envió una encuesta a unos 2.000 médicos y terapeutas en el estado de Renania del Norte-Westfalia, del que Münster forma parte. Cerca de 120 respondieron que había pacientes femeninas que habían sufrido la violencia de los grupos satánicos.
NIÑOS SACRIFICADOS EN ALTARES
Alfons Strodt, capitular de la diócesis católica de Osnabrück, ha ayudado a antiguos miembros de cultos satánicos durante años. Ha recopilado también los dibujos que han hecho de los rituales: imágenes de niños tumbados en un altar o atados a una cruz. le llevó mucho tiempo hasta que otros en la Iglesia comenzaron a creerle. “La gente me decía que dejara de inventar esas historias. Al principio, tuve que procesar todo esto solo", dijo.
Estoy agradecido de que nuestro obispo y el vicario general me crean, y se den cuenta que es un tema que ya no puede quedar en la oscuridad", expresó. "Ahora las víctimas pueden obtener la ayuda que necesitan".
TRAUMAS Y AMENAZAS
"La gente no puede permanecer en silencio sobre el fenómeno del satanismo", dijo la experta Herrmann-Pfandt, que investiga lo que ocurre en estos grupos. "Esto trata sobre experiencias trascendentales, y la sangre a menudo desempeña un papel importante", dijo.
Sin embargo, debido a que muchas de las víctimas están traumatizadas y han enfermado mentalmente, es difícil determinar si sus relatos reflejan fielmente la realidad. "Ofrecer apoyo a las víctimas es también un reto", dijo Strodt.
"Nos amenazaron con que nuestras iglesias volarían por los aires con bombas, o que las prenderían fuego", dijo. "Yo estaba bajo vigilancia. Esto tiene su precio; es la sensación de que están siempre cerca, y eso da miedo."
Aunque Laura no ha presentado cargos contra sus padres ha dejado registrado todo lo ocurrido ante un abogado. "En el caso de que muera, aunque pareciera que es un accidente o un suicidio, todos los datos serán enviados a la oficina del fiscal de distrito", dijo. "Es mi forma de seguro de vida, para que no crean que puedan hacerme algo o puedan asesinarme".
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