Extremistas hindúes atacan a cristianos en dos ciudades de la región central

Sobre las 8.30 de la tarde, en Betul (Madhya Pradesh), extremistas armados y enmascarados entraron por la fuerza en el lugar donde se celebraba una reunión de oración con una asistencia de unas 400 personas en el contexto de una convención organizada por la Iglesia Evangélica Luterana.

Rompieron cristales de coches, destruyeron mobiliario y golpearon con palos a los asistentes, quienes corrieron en distintas direcciones intentando escapar de los atacantes. Posteriormente notaron que faltaba el pastor Amit Gilbert, por lo que se organizó un equipo de búsqueda que finalmente encontró su cuerpo en un pozo. Los fieles creen que no se trata de un accidente sino que los extremistas lo arrojaron allí.

El Pastor Amit Gilbert había completado recientemente un Master en Divinidades en el Seminario Teológico de la India Central, en Itarsi, Madhya Pradesh. Su funeral tuvo lugar en su ciudad natal, Raipur.

TAMBIÉN EN BALAGHAT
En Balaghat, otra ciudad de la misma región central, extremistas hindúes interrumpieron una reunión de oración, en el marco de la convención cristiana celebrada durante los días 13, 14 y 15 de abril. Dicha convención había sido organizada en un estadio y contaba con todos los permisos y protección policial pertinentes. La asistencia aproximada fue de 3.500, 6.000 y 9.000 personas durante cada jornadas, respectivamente.

En el segundo día, los extremistas lanzaron una bomba de gasolina que afortunadamente no causó daños y la reunión continuó con tranquilidad. Al día siguiente, unos 15 extremistas irrumpieron en el estadio y golpearon a cinco cristianos que sufrieron únicamente magulladuras gracias a la oportuna intervención de la policía.

Esa misma noche, unos 60 extremistas se presentaron en el estadio con la intención de detener la reunión. Acusaron a los cristianos de convertir a otros por la fuerza y trataron de golpearlos. Un gran número de efectivos policiales tuvo que intervenir para detener a los atacantes e impedir que comenzaran a repartir golpes. La convención continuó con fuerte protección policial.