De la frugal Última Cena de Da Vinci a un opíparo banquete

De comida frugal a casi opíparo banquete, en un reflejo de lo que son los tiempos, que no pueden entender una espiritualidad que no esté rodeada de magnificencia. No en vano el lugar que –dicen- fue el pesebre de Belén es hoy una basílica inmensa y llena de riqueza. Camino similar ha recorrido la Última Cena en una dimensión, sin embargo, alejada de lo religioso y vinculado al mundo del arte.

Así, las representaciones artísticas de la Última Cena han cambiado mucho a lo largo de la historia, según ha puesto de manifiesto un reciente estudio. Los resultados muestran que, en el último milenio, el arte ha aumentado el tamaño de la comida representada en las porciones que Jesús compartió con sus discípulos hasta en un 69%.

Para los autores de este trabajo, cuyas conclusiones se publican en la revista ´The Internacional Journal of Obesity´, la clave de este considerable crecimiento de los platos radica en "el dramático incremento en la producción, disponibilidad, seguridad y abundancia de comida" experimentado en el último milenio; lo que también se habría reflejado en el arte.

DE DAN BROWN A CRAIG WANSINK
Todo surgió de la fascinación del académico y pastor presbiteriano Craig Wansink por los cuadros de La Última Cena. El propio Craig dijo a CNN que sintió el mismo interés que Dan Brown -autor del libro El código Da Vinci- en detallar las pinturas y encontrar referencias que no se ven a simple vista. Su área de estudio es el Nuevo Testamento, y observar las referencias sociales y culturales que aluden a esta parte de la Biblia a lo largo de la historia y el arte le pareció muy interesante. “Me interesa ver cómo las imágenes forman la concepción que tenemos de las cosas”, explica Craig Wansink.

Su hermano Brian -que investiga la parte alimentaria del estudio- fue quien tuvo la idea de examinar cómo iba cambiando la comida en esos cuadros que su hermano observaba con tanto interés.

ARTE, RELIGIÓN Y GASTRONOMÍA
Para dar respuesta a sus inquietudes, los hermanos Brian (investigador y director del laboratorio de alimentos y marcas de la Universidad de Cornell) y Craig Wansink (académico en la Universidad Wesleyan de Virginia y pastor presbiteriano) comenzaron a repasar la historia del arte en busca de representaciones artísticas y decidieron centrarse en la que probablemente es la comida más veces pintada a lo largo de la historia: la Última Cena.

Para este trabajo, los hermanos Wansink decidieron echar mano de un libro muy curioso. Se trata de Last Supper (La última cena), un pequeño volumen editado por Phaidon hace ya algunos años en el que se recogen 52 cuadros de la interpretación artística de este momento bíblico a lo largo de la historia.

Brian y Craig echaron mano también de las más modernas técnicas informáticas para llegar a sus conclusiones. Con programas adecuados pudieron separar cada ración de comida, relacionarla con el tamaño de las personas y de los platos y analizar su cantidad, al margen incluso del ángulo en que se pintaron. Así lograron tener un dato objetivo del tamaño de las diferentes viandas y platos de cada pintura, entre las que se incluía el famoso cuadro de Leonardo da Vinci.

RESULTADOS SORPRENDENTES
Los resultados de su trabajo pusieron de manifiesto que el tamaño de las diferentes porciones de comida había aumentado hasta un 69% en el periodo estudiado del año 1000 al 2000. En concreto el tamaño de las entradas aumentó 69%, el de los platos principales un 66% y el del pan un 23%.

Hasta tienen una fecha más o menos concreta en la que se da el salto: el año 1500. A partir del siglo XVI, dicen estos dos investigadores, las raciones empiezan a crecer hasta llegar -ya en el siglo XX- a tener platos un 66% más grandes, raciones de carne o pescado un 69% mayores y un 23% más de pan que en el año 1000.

Más que curiosa es la diferencia entre la frugal cena que imaginó Leonardo poco antes del 1500 de la pintada por Dennys Calvert cien años después, sobre el 1611. Aunque la Última Cena de Da Vinci, como todas las representaciones pictóricas, responden a diferentes razones artísticas y culturales del momento de la pintura y de cada uno de los autores. Por ejemplo Da Vinci pone en la mesa una anguila con gajos de naranja, un plato poco probable de encontrar en las mesas de la Judea de Cristo.

EL ARTE IMITA A LA VIDA
Para Brian Wansink, «mucha gente quiere culpar de las actuales raciones gigantes a los acontecimientos de los últimos veinte años, cuando en realidad es parte de una tendencia mucho más antigua».

Lo que se puede concluir es que “después de la temprana Edad Media la comida se vuelve protagonista en el arte”, afirma Craig Wansink, y "a medida que había más abundancia y más medios de producción, la comida era representada con mayor importancia. Pero es difícil suponer las razones de cada artista, si fueron o no deliberadas”, dice.

¿Y EL VINO?
Lo que no han podido determinar en esta investigación es si, al igual que con la comida, el gusto por beber vino ha ido creciendo con los años. Parece que en los cuadros el aumento de la cantidad de líquido no ha estado tan claro como en lo que se refiere a la comida. Si quieren saberlo, tendrán que mirar con el mismo afán otros cuadros.