Cuentan las agencias de noticias que casi 500 personas han muerto en los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos en la ciudad y alrededores de Jos, en el centro de Nigeria. El balance de muertos, que se había situado inicialmente en unos 150, aumentó después de que responsables de una mezquita reportaran que encontraron más cuerpos en comunidades situadas fuera de Jos.
«Encontramos más de 200 cuerpos reunidos en la mezquita de Kuru Gada Biu y otros 22 en Mai Adiko», ha indicado Muhammad Tanko Shittu, responsable de la mezquita encargado de organizar los entierros y que previamente había estimado que había 177 musulmanes muertos. La organización internacional Human Rights Watch había informado previamente que estimaba que había al menos 65 cristianos muertos en estos enfrentamientos. Tanto Shittu como funcionarios de la Cruz Roja afirmaron que aún estaban contando los cuerpos y que todavía no podían entregar una cifra total. En cuanto a los desplazados por el conflicto, la Cruz Roja estima que hasta 17.000 personas huyeron de sus hogares para escapar de la muerte.
¿QUIÉN ES EL RESPONSABLE?
Muchas son las voces que piden que se persiga a los responsables de este tipo de enfrentamientos violentos. Pero el gobierno continúa demostrando su ineficacia para resolver el problema. Gideon Para-Mallam, secretario regional de la Comunidad Evangélica Internacional de Estudiantes en Nigeria (IFES-EPSA), relata en una carta su experiencia diaria, denunciando «continuos ataques que se están dando en Jos y alrededores» contra «las vidas y propiedades de los moradores autóctonos y otros cristianos».
Mallam advierte que «hombres vestidos con el uniforme del ejército, pero no está probado que sean realmente del ejército, están entrando de casa en casa, sacando a los que allí se encuentran y asesinándolos a disparos». Algo que está ocurriendo en «Anglo Jos, Eto Baba y Tinna Junction, Nasarawa», el lugar donde comenzó la escalada de violencia «cuando unos jóvenes musulmanes entraron violentamente en un lugar donde estaba teniendo lugar un servicio cristiano», explica Mallam.
Cuenta además Mallam que está «aterrado» tras visitar diferentes lugares de Jos, donde «tiendas que pertenecen a cristianos han sido incendiadas (...) han incendiado iglesias». La situación es aún crítica, ya que ante la falta de seguridad «algunas de las iglesias no pueden dar una cifra de los muertos, ya que todavía quedan cuerpos extendidos en las calles».
Mallam denuncia los ataques como «planificados» en base a la preparación de los agresores. «Los jóvenes musulmanes van bien armados con armas sofisticadas y vestidos con el uniforme del ejército», explica. Aunque admite que «los musulmanes también se están viendo afectados por la violencia, pues los jóvenes autóctonos buscan vengarse y contraatacan».
Uno de los intentos por frenar la violencia fueron las declaraciones de líderes cristianos y musulmanes, realizadas conjuntamente pidiendo la calma. Mallam considera que «apenas ha tenido efecto».
Para el líder evangélico, el enfrentamiento ha sido provocado por los musulmanes «que han estado hostigando, atormentando y matando a los cristianos». «¿Durante cuánto tiempo -se lamenta- se va a seguir permitiendo que esto ocurra?». Además acusa a los medios de estar «manipulados» para presentar los hechos de forma que se desacredite a la iglesia.
Por otra parte, la confianza en las autoridades es mínima, ya que «el General al mando de la División Armada Nigeriana con base en Jos es un musulmán, y el Oficial al mando de las tropas que han llegado a Jos para sofocar los altercados es un musulmán». Mallam expresa su indignación ante esta situación, que «no estaría permitida en ninguno de los estados del norte».
Además, denunció que las informaciones sobre víctimas en las mezquitas son «informes falseados sobre la causa y la naturaleza del conflicto».
TESTIGOS DIRECTOS
«Ellos estaban armados con espadas, armas, palos y bolsos con piedras. No fueron cristianos de nuestra comunidad sino gente de afuera», dijo a Human Rights Watch un residente de Kuru Karama de 32 años, quien no quiso dar su nombre.
«Los niños corrían a buscar refugio. Los hombres trataban de proteger a las mujeres. La gente que corrió a los arbustos fue asesinada. Algunos fueron quemados en la mezquita y otros que corrieron a sus casas también fueron quemados», sostuvo.
Indicó que había visto los cuerpos de entre 20 a 30 niños, algunos quemados, otros cortados con machetes y que su esposa estaba en el hospital con su bebé de 11 meses que había sido cortada también.
OTRAS VOCES
Por su parte, la organización humanitaria Human Rights Watch (HRW) ha pedido al Gobierno nigeriano que se contenga en el uso de la fuerza para responder a los disturbios en Jos y que «investigue y procese a los responsables de la matanza». Recuerda además que estos sucesos se producen algo más de un año después de los ocurridos en la misma ciudad de Jos en noviembre de 2008, en los que «los enfrentamientos entre musulmanes y cristianos y el excesivo uso de la fuerza por los cuerpos de seguridad al responder al conflicto dejó más de 700 muertos».
Corinne Dufka, investigadora de la organización, recalca que, aunque no son los primeros enfrentamientos entre musulmanes y cristianos en Jos, el Gobierno ha «fracasado terriblemente» a la hora de encontrar a los responsables y exige a las autoridades que acaben con la «impunidad» de los violentos.
Por otro lado, el Arzobispo de Jos, Monseñor Ignatius Ayau Kaigama, pidió a los medios de comunicación no difundir información falsa sobre lo que viene aconteciendo en esta ciudad nigeriana, y llamó al Gobierno a cumplir con sus obligaciones para detener una violencia que, en su opinión, no es religiosa, sino que se debe a problemas sociales.
Según la organización Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), el Prelado dijo que los excesos sucedidos desde el 17 de enero en la localidad de Jos no se pueden considerar violencia religiosa, «pues obedecen a conflictos sociales, políticos y étnicos». Para Kaigama, el gobierno no puede ofrecer un futuro a la juventud, que no ve perspectivas de desarrollo. Y, ante esta situación, junto a las rivalidades étnicas, los jóvenes reaccionan de forma violenta.
Kaigama lamentó que los medios de comunicación den información sesgada con el fin de captar la atención. Dijo que a menudo los cristianos no tienen una voz propia en los medios de comunicación, por lo que, en muchos casos, son presentados como los agresores. El Prelado pidió una «cobertura informativa cuidadosa y cauta» para aclarar las circunstancias de los excesos vividos.
El Arzobispo de Jos afirmó que la iglesia católica busca fortalecer el diálogo con los musulmanes porque los conflictos nunca ayudan. Según Kaigama, existen numerosos proyectos que promueven que los jóvenes cristianos y musulmanes «aprendan y trabajen» juntos.
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