Argentina vive un proceso que España ya ha experimentado.
Dos comisiones del Congreso de ese país debaten sendos proyectos de reforma del Código Civil. Ambos tienen en común que modifican todos los artículos en los que se menciona, en términos matrimoniales, “hombre y mujer”, y se los reemplaza por un término más amplio, el de “contrayentes”.
Como era de esperar, ante esta propuesta se han elevado voces a favor y en contra. Para las presidentas de las comisiones implicadas, Vilma Ibarra y Juliana Di Tullio, más allá del resultado que tengan los proyectos, abrir el debate sobre un tema hasta ayer tabú institucional es un paso trascendental.
También María Rachid, presidenta de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, consideró “importantísimo el hecho de que por primera vez el matrimonio entre personas del mismo sexo se debata en el Congreso”. Expresó que el colectivo espera contar con el apoyo de todos los sectores que históricamente han venido apoyando, como el Partido Socialista, el SI (Solidaridad e Igualdad), y una parte de la Coalición Cívica. “Y esperamos el apoyo del oficialismo en un gobierno que se ha destacado por defender los derechos humanos. Porque las reivindicaciones de los derechos de las lesbianas, gays, bisexuales y trans son reivindicaciones de derechos humanos”, afirmó.
SUENAN OTRAS CAMPANAS
Algunas organizaciones se han manifestado en contra, entre ellas, la Iglesia Católica- aunque no de manera oficial- y ACIERA (Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina).
Monseñor José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe y vicepresidente segundo de la Conferencia Episcopal Argentina, afirmó que el rechazo de la Iglesia a aceptar que se conceda los derechos propios de un matrimonio heterosexual a una pareja del mismo sexo no es discriminación. Si bien Arancedo habló a título personal, sus palabras son representativas de la posición de la Iglesia respecto de la discusión de los proyectos de ley que autorizan el matrimonio gay.
"Afirmar la heterosexualidad como requisito para el matrimonio no es discriminar, sino partir de una nota objetiva que es su presupuesto. Lo contrario sería desconocer su esencia, es decir, aquello que es. Hay un falso sentido de igualdad que no pertenece a la Justicia, porque no parte del sentido de la misma realidad", dijo el arzobispo en su alocución semanal emitida por radio LT9.
Arancedo, uno de los obispos con mayor autoridad en el Episcopado, pidió a los legisladores tener en cuenta la historia e idiosincrasia del pueblo argentino: "No considero un argumento menor por tener en cuenta la cultura del pueblo como patrimonio de una comunidad; esto lo apreciamos cuando la gente se refiere al matrimonio y lo hace espontáneamente en términos de la unión entre un hombre y una mujer, que luego serán padre y madre".
La postura de ACIERA fue dada a conocer en un comunicado en el que afirma que "el matrimonio es esencialmente heterosexual. De este modo, equiparar la unión homosexual al matrimonio sería desvirtuar y desconocer el real significado que la misma palabra encierra. Asimismo, se vulnera tal institución sometiéndola a una injusta discriminación, dado que se está otorgando igual tratamiento a lo que es esencial y naturalmente distinto”.
También expresa el comunicado que “es el Estado quien debe tener un interés particular en dar protección y beneficios a las parejas heterosexuales, dado que las mismas abren el ciclo a la vida y constituyen la base de formación y perpetuación de nuevas generaciones. Otorgar los mismos beneficios a las parejas homosexuales significaría equipararlas en varios aspectos a las heterosexuales, siendo las mismas intrínsecamente diferentes, por lo que se incurriría en graves signos de discriminación".
La nota de ACIERA termina pidiendo al Parlamento "que sostengan los valores que hicieron grande a nuestra Nación, no relativicemos las normas morales".
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