Diluvios, terribles matanzas, lluvias de fuego y azufre, zarzas en combustión espontánea, plagas de langostas, mares que se abren, muertos que vuelven a la vida... Los relatos que nutren las páginas de la Biblia no tienen competencia y resultan bastante imbatibles desde el punto de vista narrativo. Nada raro si se añade la hipótesis más extendida que circula sobre su autoría divina.
Pero hace falta un interés especial para recrear todo ese espectáculo de fulgor y destrucción con un material en apariencia tan poco dúctil como las piezas de Lego… especialmente si se es ateo. Brendan Powell Smith, un californiano de 35 años, lleva haciéndolo desde el 2001 con unos resultados verdaderamente asombrosos que han convertido su página web (
www.thebricktestament.com) en un pequeño fenómeno dentro del mundo de internet.
Este californiano que se define como ateo ha ilustrado ya 391 historias sacadas de las Sagradas Escrituras, empleando únicamente los populares bloques de plástico daneses, lo que le ha supuesto montar 4.214 dioramas, fotografiarlos y tratarlos posteriormente con Photoshop.
Una historia similar a la que les relatamos la pasada semana, en la que la web realizada por un pastor protestante incluía personajes de la Playmobil para ilustrar las escenas bíblicas, pero con dos diferencias importantes. La primera, que la empresa de Playmobil (Geobra Brandstätter) ha demandado al pastor evangélico, pero Lego no lo ha hecho con Powell. La segunda, que la elaboración de Powell Smith es una auténtica y compleja obra de arte de enorme magnitud.
REALIZACIÓN ARTÍSTICA COMPLEJA
Y toda esa labor la emprende sólo después de llevar a cabo un trabajo intensivo de lectura (en cada episodio Powell Smith recurre a diversas versiones de la Biblia), documentación y escritura de guiones.
Algunos relatos, como el del arca de Noé y el del paso de los israelitas a través del mar Rojo, constituyen un pequeño prodigio de ingenio y destreza, aunque el autor se muestra especialmente orgulloso de las escenas que pertenecen a la esfera de lo más íntimo y muchas de ellas –aquí si surge su ideología humanista- contrarias al Dios de amor, junto a otras que contienen un profundo realce de los sentimientos humanos (a favor y en contra de Dios).
Powell Smith, que ha publicado ya tres libros con sus ilustraciones, anda estos días enfrascado en un proyecto de complejidad mayúscula: el Libro del Apocalipsis. "Reproducir las febriles imágenes de san Juan con piezas de Lego está siendo el mayor desafío de mi carrera". El fin del mundo contado con plástico danés. Esto promete.
UNA VISIÓN HUMANISTA
Pese a haber crecido en el seno de una familia episcopaliana, Powell Smith se declara ateo "desde los 13 años". Ello no significa que se plantee su trabajo como un modo de ridiculizar los libros sagrados o de refutar sus contenidos.
"El propósito inicial -aclara- era explorar a fondo la Biblia, que siempre me ha parecido una lectura fascinante, y llamar la atención sobre algunos pasajes que las versiones ilustradas de las Escrituras suelen pasar por alto". Aquí el autor se refiere sobre todo a los episodios del Antiguo Testamento en los que el sexo (en ocasiones, bastante retorcido) y la barbarie juegan un papel de primer orden. A fin de no herir la sensibilidad de nadie, al inicio de cada historia se hace constar si en ella aparecen escenas subidas de tono, personajes desnudos, estallidos de violencia o lenguaje soez.
"Las ilustraciones que más me conmueven son las que inspiran en el espectador un sentimiento de simpatía o compasión hacia las víctimas de las historias bíblicas -explica Brendan Powell Smith desde su casa de Mountain View, California-. Como los hombres y mujeres que no subieron al arca o el pueblo madianita, al que Dios mandó exterminar. Una de mis estampas favoritas es la que muestra a Jesús camino del Gólgota con la cruz a cuestas. Para ser imágenes hechas con figuras de Lego, las encuentro visualmente muy poderosas".
LE FELICITAN CREYENTES Y ATEOS
El resultado final es lo suficientemente equilibrado (o ambiguo) como para despertar admiración tanto entre los creyentes como entre los que no lo son.
"En un mismo día puedo recibir un mensaje de un párroco o un pastor que me solicita permiso para utilizar el material de la web en la catequesis, y otro de un ateo militante que me felicita por haber puesto de relieve lo absurdo que resulta el relato bíblico".
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