No hay muchos datos hasta ahora sobre esta cuestión, sino impresiones más o menos subjetivas, pero un reciente estudio muestra que el nivel de espiritualidad real, en el sentido de fe privada junto a compromiso con su comunidad de fe, depende más del contexto familiar y de los amigos que de las dinámicas de su escuela.
El investigador Jeremy Uecker, de la University of Texas, ha presentado algunas conclusiones en su tesis doctoral en sociología. Utilizando el Estudio Nacional sobre Juventud y Religión (NSYR, en inglés), ha analizado los datos de
escuelas católicas, protestantes o evangélicas, públicas, privadas seculares y educación en el hogar (home schooling).
Las conclusiones están basadas en una muestra de 3.200 alumnos, que incluye a sus amigos y a sus familias, y pretenden ofrecer una imagen general de los factores que influencian la espiritualidad de los adolescentes estadounidenses.
ESCUELAS EVANGÉLICAS
El análisis de Uecker ha concluido dos aspectos a tener en cuenta por los padres. El primero es que
las escuelas que se denominan protestantes afectan las prácticas espirituales de los alumnos, pero no impactan en las actividades relacionadas con la iglesia.
Es decir, los alumnos de colegios con inspiración evangélica tienen una mayor vida espiritual privada, y suelen orar y leer la Biblia más frecuentemente. En cambio, no hay diferencias entre estos estudiantes y los de otras escuelas secundarias en cuanto a la asistencia a cultos, grupos de jóvenes o demás actividades de la iglesia local. La cifra de jóvenes que van a la iglesia es igual en unos y otros estudiantes.
PADRES Y AMIGOS, MÁS IMPORTANTES
La segunda conclusión que los padres deberían tener en cuenta es que su propia influencia y la de los amigos de sus hijos, es mucho más importante que la de la escuela.
En definitiva, la influencia espiritual de una escuela es limitada. Los adolescentes guían su espiritualidad según como lo vivan en su casa, y también según el círculo de amigos en el que se mueven. Si amigos y padres están muy relacionados con las actividades de una iglesia, esto repercute claramente en que el joven no solo también estará cómodo en este ambiente espiritual, sino que además llevará a cabo no sólo una vida espiritual privada más grande, sino de mayor compromiso en las actividades que se desarrollen a nivel de su iglesia local.
La conclusión, pues, es que si se quiere orientar un hijo a una espiritualidad real, la solución no es única o necesariamente enviarlo a una escuela cristiana, porque la clave no está allí. Aunque el lugar escolar influye, el factor determinante es cuán real es la espiritualidad cristiana en la vida de los propios padres, y cuán real lo es en la vida de sus amigos.
OTROS DATOS
Uecker también ha comparado con escuelas católicas, y con la educación en el hogar (homeschooling), y tampoco aquí se pueden sacar conclusiones importantes sobre la influencia del tipo de educación. El estudio muestra como los estudiantes de una y otra tendencia no se diferencian mucho espiritualmente de los alumnos de escuelas públicas.
Así pues, la elección entre un tipo u otro de educación aunque tiene cierta relevancia, como se ha visto, al menos por los resultados estadísticos, muestran que esto no va a ser definitivo ni el factor de mayor influencia; sino que la familia y los amigos tienen mucho más que aportar a la vida espiritual de los jóvenes que la escuela en la que se forman.
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