Líderes islámicos divididos ante el uso de parches contra el hambre durante el ramadán

En el ramadán, los musulmanes están obligados a la abstinencia de comida, bebida y también relaciones sexuales hasta la puesta de sol. Para ciertos religiosos no está bien que se utilicen estos apósitos sobre la piel para engañar el hambre.

Aunque su uso todavía suscita grandes dudas entre la comunidad científica, la cuestión en los países musulmanes ha trascendido la dimensión sanitaria para convertirse en una cuestión teológica.

Según Abdel Moti Bayumi, clérigo del Centro de Estudios Islámicos de la universidad cairota de Al Azhar, los parches no son pecaminosos ya que la sharia (la ley islámica) no lo prohíbe. Mientras no entre nada en el estómago durante las horas del ayuno, éste seguirá siendo válido.

Para este experto en islam de Al Azhar, la principal institución suní del mundo, los parches son una manera moderna de prepararse, como antes lo hacía la gente con la elaboración de ciertas bebidas y comidas que llenan el estómago durante muchas horas para aguantar el ayuno.

Una opinión que comparte el clérigo turco Kerim Yavuz, quien ha señalado que los parches no invalidan el ayuno, pues su efecto equivale al de una ducha o una pomada sobre la piel.

EN CONTRA
Sin embargo, no todos comparten esta visión y algunos -sobre todo en Arabia Saudí que es más conservadora- han criticado este atajo científico. Así lo ha hecho el clérigo saudí Abdul Wahab bin Naser al Tirairi, quien se pregunta si antes de dictaminar si los parches no contradicen el islam no habría que examinar bien su composición.

Según ha explicado este religioso, si los análisis médicos de los parches demuestran que llevan nutrientes, su uso será "haram", es decir, prohibido, por la ley islámica.

El funcionamiento de los parches dietéticos es similar a otros, como los de nicotina que se utilizan para dejar de fumar. Uno de los sitios de internet que proporciona este tipo de productos (www.diet-patch.com) asegura que las sustancias herbales penetran lenta y progresivamente en el cuerpo y la mente a una velocidad constante durante 16 horas.

Más allá de su eficacia, el debate sobre estos parches pone de relieve la picaresca que va en aumento en los países musulmanes cuando se trata paliar los efectos del ramadán.