Perú: entidades evangélicas exigen al Ejército responsabilidad por matanza de indígenas en Putis

Se han hallado restos óseos, ropas destrozadas y cráneos perforados por balazos y golpes. Este es el escenario de una aislada comunidad andina, ubicada a 3.500 metros sobre el nivel del mar, en Ayacucho, el epicentro de la guerra interna (1980-2000) que dejó casi 70.000 muertos. Entre ellos fieles evangélicos o familares suyos.

Esta fosa es la primera que un equipo de fiscales y forenses ha investigado, pero hay otras cinco en Putis y un total de 14 en zonas aledañas, según ha informado la fiscal jefe que lleva el caso, Cristina Olazábal.

INSTITUCIONES EVANGÉLICAS EXIGEN DISCULPAS
Al respecto, Víctor Arroyo, director del Concilio Nacional Evangélico del Perú (CONEP), expresó que el descubrimiento del asesinato masivo en Putis “nos es un hecho indignante, que además de investigarse debería merecer que el Ejército peruano ofrezca disculpas públicas a los familiares de las víctimas”, ante la evidencia de que fueron los militares quienes perpetraron tan abominable crimen.

Manifestó su respeto por las autoridades e instituciones del Estado, pero denuncia su silencio frente al dolor de cientos de hermanos y compatriotas. Añadió que la reconciliación nacional no se logrará callando ni ocultando el horror, sino pidiendo perdón.

Por su parte, Alfonso Wieland, director nacional de la Asociación Paz y Esperanza, institución vinculada a la comunidad evangélica que asiste legal y psicológicamente a los familiares de las víctimas, señaló que por la salud del Ejército Peruano se debe reconocer que la matanza en Putis en la que se asesinó a más de 123 personas, no fue un accidente o un simple exceso. Cree justo y necesario que los militares pidan perdón.

HISTORIA DE UNA TRAGEDIA
La tragedia de Putis se remonta a 1984, cuando el Ejército levantó una base en respuesta al recrudecimiento de las acciones del grupo maoísta Sendero Luminoso, que había iniciado su lucha armada en 1980.

Los campesinos, acosados por el terror senderista, se habían refugiado en las cumbres andinas, pero regresaron a sus comunidades después de que el Ejército les garantizara seguridad, según la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR).

Una vez en Putis, los militares les obligaron a cavar la que sería su propia tumba, según el representante de la ONG Paz y Esperanza, Norberto Lamilla, uno de los promotores de sacar a la luz esta matanza.

Las investigaciones han determinado que las víctimas fueron disparadas dentro de la fosa y también que los ejecutores fueron militares porque se hallaron casquillos de bala de las fábricas del Ejército peruano.

EL GOBIERNO Y EL EJÉRCITO RECONOCEN SU CULPA
El Gobierno y el Ejército peruano reconocieron que se cometieron excesos en la comunidad ayacuchana de Putis, incluso apoyan que se castigue a los culpables, pero no quieren que se generalice. El comandante general del Ejército, Edwin Donaire, manifestó que están dando todas las facilidades para que se pueda aclarar el suceso.

De acuerdo al informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación de agosto de 2003, en el conflicto armado que vivió Perú entre 1980 y 2000, murieron unas 69.000 personas, la mayoría campesinos pobres de la región de los Andes.