Los inmigrantes producen un boom de fieles católicos en EEUU

Los escándalos de pederastia de los años 90 que obligaron a la archidiócesis de Boston a cerrar 65 parroquias ha tenido un gran impacto. La beligerante oposición al aborto, al divorcio y al matrimonio homosexual sitúa al catolicismo en el punto de mira de todo el mundo progresista ateo o laico. Sin embargo nunca había habido tantos católicos en Norteamérica. Van para 68 millones, uno de cada cuatro ciudadanos estadounidenses.

Desde que Jhon Kennedy fue declarado presidente y a su vez declaró sus creencias católicas, el catolicismo no había parado de expandirse en Estados Unidos.

El nuevo boom católico es bien distinto. Se trata de un boom migratorio, ahora de raíz latina, hispana. En este momento son oficialmente católicos el 26% de los ciudadanos norteamericanos.

El énfasis en los valores familiares es una de las claves del atractivo católico en la sociedad americana, donde los principios más conservadores a veces se viven, en el día a día, con una extrema frialdad.

Este es uno de los secretos de las llamadas "megachurches", un estilo evangélico (que como otros muchos aspectos, especialmente en EEUU, han copiado los católicos). Las megaiglesias ofrecen no sólo actividades religiosas, sino asistencia social de todo tipo, instalaciones para practicar deporte o realizar actividades hasta fiestas y cursillos. Hay quien hasta tiene un "starbucks" dentro del templo, lo que atrae fieles necesitados de una relación personal y sentido comunitario.

Mark Chaves, doctorado en Sociología y en Divinidad por Harvard y profesor en Duke University, donde es precisamente especialista en megatemplos, considera natural esta evolución tanto en el cristianismo evangélico como en el católico.

En el caso de los católicos, el creciente protagonismo del activismo social en defensa de los inmigrantes es, para Mark Chaves, un signo de sensibilidad de algunas diócesis a la problemática real de muchos de sus nuevos fieles.