`JC's Girls, Girls, Girls´. De stripper a promotora de la fe en Dios

A los 32 años Heather tiene un pasado con una biografía intensa: un matrimonio fracasado por violencia, un hijo a los 18 años, un lustro como stripper, cuatro apariciones en películas "soft porno" y una segunda hija con su actual esposo, desahuciado por cáncer cerebral.

Desde hace tres años, Heather es sacerdotisa, sin orden, de la Iglesia cristiana "JC's Girls, Girls, Girls". Las siglas significan JC por Jesucristo y Girls (chicas) por cada una de las principales evangelizadoras, que además de ella, incluyen a Lori, ex stripper, y a Tanya, maestra escolar.

La Convención Bautista del Sur de California las apoya como entidad asociada a la Iglesia "JC's Girls", aunque reconoce que su sitio web puede ser demasiado provocador para algunos creyentes. Sus prédicas la llevaron al programa televisivo "Club 700" del polémico pastor Pat Robertson, quien la presentó como "Holy Hottie" (Santa Ricura).

La verdadera misión de Heather tiene lugar una vez al mes, cuando con algunas voluntarias parte a los clubes nocturnos, le compran un espacio de tiempo a una de las chicas que ofrecen ´lapdance´ (baile en privado) y le dicen que no lo haga, que lo que quieren estraerle un mensaje de fe y esperanza en Jesús.

Cuando Heather llegó, tras su conversión, a la Iglesia cristiana evangélica, se casó con su estilista, Jon Veich, estudió maquillaje y peluquería, tuvo otra hija, y borró su pasado, hasta que en 2003 se enteró de que una de sus mejores amigas stripper había muerto sola por alcoholismo y droga.

El proyecto se ha extendido con voluntarias en todo el país, que llaman buscando ayuda o queriendo seguir su ejemplo y cambiar de vida. También van a las exposiciones de la industria pornográfica y reparten Biblias. Asegura que es más pobre que antes: todavía sale a bailar para disfrutar el tiempo que le queda con su esposo a pesar de estar gravemente enfermo. En el aire flotan ofertas para un reality show en televisión.