Brasil: polémica por una campaña contra la pobreza inspirada en las Bienaventuranzas

Nadie en la calle se escandaliza. A sus espaldas, el mayor monumento viviente a la miseria: la favela de A Rocinha, en Rio de Janeiro, el gueto urbano más poblado del mundo. Un enjambre de chabolas -construidas con restos de ladrillos, maderos y uralitas desconchadas-, donde más de 100.000 desheredados malviven en condiciones infrahumanas.

A ojos de la multinacional Renova, involucrada ahora en un proyecto de ayuda a estos parias, el crudo paisaje se ha convertido en belleza publicitaria al servicio de la solidaridad. Casi como una parábola bíblica. Algo así como una Ciudad de Dios donde los habitantes se elevan sobre las miserias del inframundo para iluminarse con unas bienaventuranzas cristianas hechas imágenes por la cámara de François Rousseau.

«Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la tierra», «bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados», «bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios»... ¿Una provocación? Así lo han entendido en Francia, donde la ambiciosa campaña en marcha en varios países europeos (llegó a España el 17 de octubre) ha sido vetada por el organismo regulador de la publicidad.

PROBLEMAS DE CREDOS
Imágenes aparte, la campaña pretende recaudar fondos para salvar A Rocinha y sus miles de almas. Hasta ahora, todo lo ha pagado la multinacional portuguesa Renova, líder mundial en productos como celulosa y papel higiénico. El dinero que se recaude (a través de exposiciones, venta del libro de fotografías Amor causa, etcétera) irá destinado a la ONG Acción Social Padre Anchieta, a cuya cabeza está el jesuita español Manuel Manangao.

¿Pero qué es lo que retrata Françoise Rousseau para tanto escándalo en Francia? Un grupo de 80 habitantes de la favela carioca fue elegido para dar vida a las bienaventuranzas. Algo así como un Jesús reencarnado entre pobres iluminados por una nueva fe; el Hijo rodeado de bellos discípulos; una nueva vida de esperanza representada por el parto de una mulata de 17 años y blancas vestimentas...

«Lo único que deseo, como católico, es remover conciencias y hacer que la gente se plantee los verdaderos valores de la sociedad», dice Pereira da Silva. «Y eso no se logra con modelos estupendas posando en un paraíso». Por eso han elegido a gente que vive en aquella tierra humilde para una causa que, insisten en Renova, no tiene trampa ni cartón.