Nace el primer centro de acogida de menores víctimas de explotación y trata en el norte de España

El segundo centro de Nueva Vida será especialmente pionero. El proyecto de la organización cristiana, que consiste en un espacio de acogida de menores que han sido víctimas de la explotación sexual y del tráfico humano, ha sido reconocido por el Gobierno central y la junta cántabra, que lo han incluido en la financiación del IRPF para los programas de interés general para atender fines sociales. 

“Hace tres años, el Gobierno nos comentó la necesidad que había. Los técnicos de la asociación y mi mujer, directora del programa, lo consideraron, y este año nos han incluido en la parte del presupuesto que sale de la financiación del IRPF”, explica el presidente de la entidad, Julio García. 

El centro está establecido en Santander, donde Nueva Vida ya abrió otro equipamiento para personas adultas hace 23 años. Será el tercer espacio de estas características en todo el Estado y el único que funciona en la región del norte de la península. 

UN PROYECTO PIONERO

Según asegura García, se espera que el proyecto arranque “a mediados de enero”. “Ya tenemos a una menor, extranjera y víctima de la trata, que nos han derivado”, dice el presidente de Nueva Vida. 

El centro podrá acoger hasta 8 personas y empleará a siete personas a tiempo completo, además de la directora del programa. “Tenemos la casa y el personal, que debe ser muy cualificado. Habrá trabajadores las 24 horas del día, los 365 días del año”, añade García. Además de los fondos públicos, el proyecto también ha recibido financiación de La Caixa y de donativos particulares desde Canadá, que servirán para cubrir los más de 400.000 euros que requiere una iniciativa de estas características, según explican desde Nueva Vida.

“TENEMOS QUE BUSCAR LA NECESIDAD QUE ESTÁ RECLAMANDO LA SOCIEDAD”

La organización Nueva Vida cuenta con 23 años de experiencia y ha trabajado, sobre todo, con mujeres víctimas de explotación sexual y tráfico humano a través de un centro, también en Santander, donde viven 8 mujeres y dos menores. “Para nada nos habíamos planteado trabajar con víctimas de la trata, pero no había nadie. Éramos pioneros. Ahora estamos pensando en abrir otro centro más grande para las personas adultas”, señala García.

Entre otras herramientas, la entidad cuenta con una unidad de detección de trata que entrevista a mujeres de los diferentes clubes de alterne a los que tienen acceso. “Desde Nueva Vida creemos que no tenemos que buscar qué hacer sino la necesidad que está reclamando la sociedad. Hay una necesidad social muy grave y hemos visto sólo la punta del iceberg. Nosotros tenemos la capacidad y el deseo de ayudar a estas personas hasta que sean mayores de edad. La sociedad necesita que alguien lo haga”, remarca el presidente de la organización. 

“El mundo evangélico tiene que entender que la profesionalidad no está reñida con la fe. La atención a estas personas deben hacerla profesionales muy capaces y compasivos. No hemos tenido miedo a abrir un centro multidisciplinar y muy profesional”, reitera García.