La Comunidad rumana evangélica acusa de «secuestro» a la Generalitat por quitar sus 3 hijos a unos padres «intachables»

Adrián Gafitescu y su esposa Brenda son rumanos, residentes legales en España desde hace varios años y que desde hace tres viven en L´Arboç, un pueblo de Tarragona, en una casa alquilada. Aunque ahora ella está en paro, como casi tres millones de españoles, con el trabajo de Adrián sacan adelante sin apuros a su familia, compuesta por ellos dos y tres hijos, el tercero nacido este pasado 31 de diciembre.

Son miembros de la Iglesia rumana evangélica también desde hace muchos años (desde hace más de quince en el caso de Brenda) y son parte activa de la comunidad rumana evangélica local, donde su pastor Basilio da fe de su buen testimonio como familia y como padres.

UN PROCESO KAFKIANO
Sin embargo, en pocas semanas su vida se ha convertido en una auténtica pesadilla. Hace aproximadamente un mes su segundo hijo (Daniel), que desde siempre había presentado episodios de llanto convulsivo, en uno de estos momentos fue acompañado de convulsiones. Preocupados por el, le llevaron a Urgencias del hospital donde le detectaron hidrocefalia (acumulación de líquido dentro del cerebro). El niño en lo relativo a su salud salió de alta tras ser intervenido quirúrgicamente sin ningún peligro, pero el hospital informó a la familia que al no poder descartar que la causa hubiese sido un “zarandeo” del niño tendrían una investigación rutinaria.

Según relata Brenda inicialmente las pesquisas se realizaron con un buen trato por parte de los funcionarios del Equip d’Atenció a la Infància i l’Adolescència (EIAIA) de Acció Social i Ciutadania de la Generalitat, incluso con buenas palabras de que era un “proceso normal” que había que concluir pero sin gravedad. Pero luego ellos vieron que se querían investigar sus cuentas bancarias, lo que creyeron que era entrometerse en su intimidad, por lo que no aceptaron. Coincidiendo con esta circunstancia iban recibiendo papeles que ellos no entendían al ser en catalán, idioma que ellos no dominan (sólo hablan el rumano y el castellano) y veían una forma de actuar hacia ellos que interpretaban como hostil en los investigadores.

Un día descubrieron que existía un informe final que les trataba de familia desestructurada, acusándoles de falta de higiene y de medios económicos. Aspectos todos ellos que niegan rotundamente los padres y el pastor evangélico de la Iglesia rumana a la que asisten. “Ni siquiera nos han pedido la nómina de mi marido”, lamenta Brenda.

A raíz de esto les retiraron a Daniel, y a continuación al dar a luz el 31 de diciembre le quitaron al niño en el mismo momento del parto, en teoría por problemas de respiración, pero seis horas después los mossos d´esquadra les dijeron que el niño quedaba bajo la tutela de la Generalitat. De nuevo los documentos estaban en catalán, por lo que se personaron para recoger un documento en castellano y pedir respuestas en la oficina de Tarragona. Acudieron junto con su hijo mayor Resvant, de casi dos años, que también les fue quitado por el mismo motivo que Daniel en ese momento, para asombro y consternación de sus padres que fueron amenazados de ser encarcelados si no aceptaban la situación.

Intentaron recurrir en el plazo legal que tenían para hacerlo, en pleno periodo de fiestas de principio de año, pero tras peregrinar por diferentes abogados por una u otra razón rechazaron llevar su caso.

Brenda se duele de la falta de una información clara -en un tema tan grave- ante su falta de dominio del catalán, y de lo injusto e irreal de los datos del informe usado para quitarles a sus hijos, y de un proceso extraño que les ha llevado a estar sin sus tres hijos a la espera de una vista judicial que –según les han dicho- podría tardar hasta dos años. Ella sufre además porque sus hijos, especialmente el mayor que sólo entiende rumano, estén separados de ella y su marido.

Por todo lo relatado Brenda piensa que sus hijos “han sido secuestrados a sus padres, sin razones reales” y han pedido ayuda a través de su pastor a las iglesias evangélicas rumanas, que están recogiendo firmas, que en el momento actual ya ascienden a seis mil.

Ella reflexiona tasmbién acerca de que el sistema de protección de menores de la Generalitat funciona mal, y que en vez de defender a los menores en ocasiones les puede hace daño, llegando a abusar, como es su caso, de los más débiles. "Pero recuperaré a mis hijos, somos inocentes de lo que se nos acusa", finaliza la madre conteniendo el llanto.

PADRES INTACHABLES
Morar Mijail, Presidente de la Comunidad Rumana Evangélica de Catalunya, Valencia y Baleares (25 iglesias), expresa que avala sin duda alguna a los padres como intachables, asegurando que no se pueda hablar de ninguna manera de maltrato en esta familia. Ha hecho unas duras declaraciones de la actuación de los servicios de menores de la Generalitat, opinando que “se trata de un abuso, y un secuestro indiscutible, que además se ha producido en una sociedad democrática”; a lo que añade que la falta de documentación les impide realizar medidas legales que están estudiando.

Además, dice, “las autoridades a las que hemos acudido se han negado hasta ahora a hablar con nosotros. Estamos dispuestos a denunciar esta situación en los medios de comunicación o en cualquier forma legalmente correcta”.

“No se puede entender esta situación” dice Morar Mijail, que ahora está atendiendo a la familia, a la que ve muy afectada a pesar dela entereza que están mostrando en su lucha por intentar recuperar a sus hijos.

MULTIMEDIA
Pueden escuchar la entrevista de Daniel Oval a Brenda y a Morar Mijail sobre la retirada de la custodia de sus tres hijos a una familia rumana evangélica en Catalunya

También pueden leer una noticia-entrevista publicada por el Diario de Tarragona -posterior a la publicación de esta noticia en Protestante Digital