El inminente cambio de jefatura en la Dirección de Asuntos Religiosos, que depende del Ministerio de Justicia, deja todo en el aire. “Sólo sabemos que se buscan otras fórmulas, no habrá acuerdos puntuales sino ´café para todos´”, dice Miguel Ángel Rodríguez, presidente de la Federación de Comunidades Budistas.
Pero en la revisión de los Acuerdos también se pretende que las religiones de ‘notorio arraigo’ consigan el compromiso de desarrollar muchos de los derechos que todavía no se cumplen. Mariano Blázquez, secretario ejecutivo de la Federación de Entidades Evangélicas, insiste en que “todavía están por desarrollar muchos de nuestros derechos; tanto los fiscales como los de enseñanza en los colegios, la asistencia religiosa en los hospitales y en el Ejército...”. Los obstáculos se multiplican y tienen que armarse de paciencia. “Estamos en manos de funcionarios penitenciarios, celadores de clínicas, Consejerías de Educación, Ayuntamientos, sindicatos, autoridades militares...”, desgrana Riay Tatary, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas.
LENTO AVANCE
Por si fueran pocas las incertidumbres, la Seguridad Social también deja mucho que desear. Hasta el año pasado, los pastores evangélicos se veían obligados a hacer la declaración de la renta como si ganaran el salario mínimo interprofesional; y en cuanto a los imanes, tienen que seguir cotizando exclusivamente con vistas a la pensión o posibles accidentes laborales. Una situación aún más sangrante cuando se piensa en “los religiosos evangélicos que no tienen pensión porque antes de 2001 no podían cotizar”, apunta Blázquez.
Otro de los temas a tratar toca al siempre polémico sistema educativo, en el que las religiones tienen su presencia de acuerdo a los alumnos que profesan una religión en el centro escolar. En este sentido, los musulmanes se sienten agraviados. “La mayoría de las Consejerías de Educación no se dan por aludidas, no informan... ¡Sólo tenemos 41 profesores para 119.000 alumnos de Primaria! Pero seguimos luchando. Es nuestra gran batalla, no queremos que las nuevas generaciones se sientan discriminadas. En 1996 ya empezamos a movernos: aquel año arrancó un curso piloto en Ceuta. Y ahora, bueno, apenas tenemos 16 maestros en Andalucía, 10 en Ceuta, 11 en Melilla, uno en Canarias y tres en Aragón”. Nada que ver con la experiencia de los evangélicos, que cuentan con más de 145 profesores para unos 6.000 estudiantes. “Es que nosotros tenemos maestros de religión desde principios de los 80, con el Gobierno de UCD. Eso sí, entonces no cobraban del Estado, lo hacían gratis”, informa Blázquez. Unos y otros luchan por las clases de religión, mientras la comunidad judía se encoge de hombros: “No nos interesa, es labor de la familia y de nuestra escuela dominical”, zanja Jacobo Israel. De la misma manera se desentienden de la casilla de la X en la declaración de la renta. “No queremos que la Administración nos tenga identificados por nuestro credo; nunca se sabe lo que puede pasar. Alemania era una democracia y mire lo que ocurrió...” Los evangélicos y musulmanes se desmarcan de esa postura: ellos no tienen inconveniente en reclamar la recaudación de fondos a través de los impuestos de sus fieles. “Ya lo pedimos en 1992. Y seguimos a la expectativa, parece que estamos más cerca de que se nos conceda”, se ilusiona Tatary.
TJ Y MORMONES NO QUIEREN SUBVENCIONES DEL ESTADO
¿Y las demás religiones de ´notorio arraigo´? ¿Ya han levantado la voz? ¿Qué piden? ¿Qué les urge? “En ningún caso queremos subvenciones del Gobierno”, advierten Aníbal Matos y Sergio Flores, portavoces de los Testigos de Jehová y Mormones. Eso sí, no rechazan los beneficios sociales y fiscales que concede el Estado: los Testigos de Jehová valoran “muy positivamente” la inclusión de sus ministros de culto dentro del régimen general de la Seguridad Social; y los mormones no dudan en exigir “la desgravación de las donaciones que hacemos a nuestra Iglesia”.
Los últimos en hacerse oír son los seguidores de Buda. Hace medio año que obtuvieron el rango de ´notorio arraigo´ y se mantienen a la espera. “Queremos ser como los demás. Si unos tienen exenciones fiscales, profesores en las escuelas..., ¿por qué no vamos a tenerlos nosotros?”, se pregunta Miguel Ángel Rodríguez.
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