¿Quién teme al «bobo feroz»?

Y le aplicamos el término “bobo” no como insulto gratuito, sino en el sentido que de este adjetivo explica el diccionario de la Real Academia Española, como “falto de entendimiento o razón” (*).

Creemos que sin duda le falta a Jones entendimiento y razón como cristiano que afirma ser, ya que hay que aplicar muy mal la Biblia para pensar en defender la postura propia a través de la ofensa innecesaria a todos los creyentes de otra confesión, en este caso el islam. Menos racional aún si consideramos que los responsables del 11S y el fundamentalismo islámico son un grupo concreto de ellos, por muy amplio que pueda verse. Y muy ofuscado debe estar su razonamiento cuando –incluso aunque todo el islam fuese responsable- realiza un acto que lo único que puede generar es una cadena de resentimiento, violencia y prejuicios como está logrando.

Sin embargo, Terry Jones es una simple mecha, el pastor de una pequeña iglesia comarcal de menos de 50 miembros (que casi no conocían ni en su pueblo) convertido en personaje público internacional por su excentricidad. Es lo que ocurre con ciertos programas televisivos de hoy en día: no informan sino que deforman: lo esperpéntico lo hacen representativo, y la rareza excepcional se convierte en normalidad diaria.



(Y aquí abrimos un paréntesis. Terry Jones -y los propios medios- son el simple remedo, la parodia, de quienes cocinan a un Jesús en una olla ante las cámaras de televisión, o de quienes lo representan en imágenes de contenido pornográfico en “exposiciones culturales”. Con la diferencia de que nadie teme que los cristianos tomemos represalias en forma de incendios, manifestaciones violentas o asesinatos).

De hecho mucha libertad de expresión debe existir en la sociedad norteamericana cuando un “bobo feroz” es capaz de enfrentarse a prácticamente toda una nación como EEUU. El debate a su alrededor no era prohibirle que quemase el Corán, sino convencerle de lo absurdo y negativo de sus ideas.

Pero contrasta dolorosamente este libre debate en EEUU con las manifestaciones, amenazas y asesinatos contra cristianos en países de mayoría islámica. Allí por una caricatura de Mahoma -obra de un periodista danés- no se quemaron Biblias, sino que se incendiaron embajadas; y se asesinaron personas.



Una bomba que deben afrontar los líderes sociales, políticos y religiosos de fe islámica que no están en esta línea fundamentalista, sino en la del respeto mutuo con otras formas de creer. Se echan en falta estas voces que –como los cristianos ante la actuación de Terry Jones- condenen desde el islam la barbarie, la intransigencia, el odio, la violencia. Sobran muchos silencios culpables, que sirven con su pasividad a que las mechas se mantengan encendidas.

Una mecha encendida que también podría ser el considerar a todo islámico un fundamentalista. Ni todos los evangélicos son Terry Jones, ni todos los creyentes islámicos son terroristas o fundamentalistas. Que nadie sea juzgado por lo que hacen otros, sino por sus propios hechos.

Desactivemos las bombas. El respeto desde la libertad de expresión con el que nos es diferente no es la meta, el respeto es el camino.

(*) Retomamos en este Editorial el de fecha 14-10-2010 (de mismo título), que por desgracia no ha perdido actualidad, aunque le damos algunos leves retoques simplemente para actualizarlo al contexto actual)