Y creemos que sin duda le falta a Jones entendimiento y razón como cristiano, ya que hay que aplicar muy mal la Biblia para pensar en defender la postura propia a través de la ofensa a todos los creyentes del islam. Menos racional aún si consideramos que los responsables del 11S son sólo un grupo concreto de ellos. Y muy ofuscado debe estar su razonamiento cuando –incluso aunque todo el islam fuese responsable- realiza un acto que lo único que puede generar es una cadena de resentimiento, violencia y prejuicios.
Sin embargo, Terry Jones es una simple mecha. ¿Quién la encendió?: algunos medios de comunicación norteamericanos que le hicieron el juego, y que convirtieron al pastor de una pequeña iglesia comarcal de menos de 50 miembros (que casi no conocían ni en su pueblo) en un personaje público internacional. Es lo que ocurre con ciertos medios de hoy en día: no informan sino que deforman: lo esperpéntico lo hacen representativo, y la rareza excepcional se convierte en normalidad diaria.
Pero si Jones es la mecha, y los medios la cerilla, ¿dónde está la bomba? Las reacciones, condenas y presiones de todo tipo de autoridades sociales, políticas (hasta el mismo Obama), y líderes religiosos de todas las confesiones (desde la Alianza Evangélica Mundial al Vaticano) tenían claro que la bomba que podía estallar eran los colectivos islámicos fundamentalistas.
Y aquí abrimos un paréntesis. Terry Jones -y los propios medios- son el simple remedo, la parodia, de quienes cocinan a un Jesús en una olla ante las cámaras de televisión, o de quienes lo representan en imágenes de contenido pornográfico en “exposiciones culturales”. Con la diferencia de que nadie teme que los cristianos tomemos represalias en forma de incendios, manifestaciones violentas o asesinatos.
De hecho mucha libertad de expresión debe existir en la sociedad norteamericana cuando un “bobo feroz” es capaz de poner en jaque a toda una nación como EEUU. El debate no era prohibirle que quemase los coranes, sino convencerle de lo absurdo y negativo de sus ideas. El 11S, le decía Obama, no lo perpetró una religión, sino Al-Qaeda.
Contrasta este libre debate en EEUU con las manifestaciones, amenazas y asesinatos contra cristianos en países de mayoría islámica. Allí por una caricatura de Mahoma -obra de un periodista danés- no se quemaron Biblias, sino que se incendiaron embajadas; y se asesinaron personas. Porque
el fundamentalismo islámico, y no Terry Jones, es el auténtico peligro. Una bomba a la espera de que cualquier mecha y la mínima chispa inicie el camino a la explosión. Estos no son "bobos", sino lobos feroces.
Una bomba que deben afrontar los líderes sociales, políticos y religiosos de fe islámica que no están en esta línea fundamentalista, sino en la del respeto mutuo con otras formas de creer. Se echan en falta estas voces que –como los cristianos ante la actuación de Terry Jones- condenen desde el islam la barbarie, la intransigencia, el odio, la violencia. Sobran muchos silencios culpables, que sirven con su pasividad a que las mechas se mantengan encendidas.
Una mecha encendida que también podría ser el considerar a todo islámico un fundamentalista. Ni todos los evangélicos son Terry Jones, ni todos los creyentes islámicos son terroristas o fundamentalistas. Que nadie sea juzgado por lo que hacen otros, sino por sus propios hechos.
Desactivemos las bombas. El respeto al que nos es diferente no es la meta, el respeto es el camino.
MULTIMEDIA
- NOTICIA:
El pastor Terry Jones desistió definitivamente del plan de quemar coranes
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Agitado 9º aniversario del 11S en EEUU
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