Día mundial de la libertad de prensa

La libertad de expresión no debe tener más limitación que las libertades de los demás y los derechos humanos fundamentales. No sólo la democracia, sino la libertad de conciencia, van unidas a la libertad de expresión.

La libertad de expresión no es un bien pasivo, sino activo. Al igual que ocurre con la discriminación de colectivos y minorías, es responsabilidad de todos velar porque no existan restricciones, limitaciones o interferencias de ninguna clase, para que las informaciones y opiniones sean vertidas y de esa manera estemos informados de lo que sucede a nuestro alrededor.

Esto es especialmente aplicable cuando la libertad de expresión es contraria a nuestra opinión e intereses. La grandeza y fiabilidad de una persona o de un medio de comunicación en este terreno se mide por su defensa de no ocultar lo que no le conviene, lo que le disgusta o lo que es contrario a sus ideas y valores.

A la vez, hace falta un adecuado equilibrio que controle que esta libertad no colisione con otros derechos y libertades (como apuntábamos al inicio de este Editorial). En este sentido, les recomendamos leer la noticia «La libertad de expresión, una de las grandes cuestiones para la Iglesia actual», opina Jaume Llenas.

Por lo tanto el cuidado de esta libertad es un derecho, pero también una responsabilidad de todos. Es una obligación de las instituciones y de los responsables de los medios garantizar y resguardar la libertad de prensa y expresión, tomando las medidas necesarias para hacer cesar de inmediato cualquier acto de intimidación que las restrinja, o que provoque autocensura.

Saludamos por tanto a los hombres de prensa en todas sus expresiones –escrita, oral, televisiva, on-line-, reconociéndoles cuando actúan honestamente, ayudando a reflexionar, a mirar la vida en forma ética, a tratar de que la verdad no sea deformada, a distinguir entre ficción y realidad.

Creemos que es la tarea cotidiana del periodista, informando con responsabilidad y verdad, la que permite formar más y mejores ciudadanos (¡y creyentes, en el caso de la información religiosa!).

Rogamos a Dios para que nos ilumine a todos en esa difícil tarea, permitiéndonos como ciudadanos y profesionales que vivamos cada día en una sociedad donde sean respetados los valores sustentados en la verdad, la equidad y la justicia sin hacer distinciones entre poderosos y débiles, entre "los míos" y "los otros". Y que la Iglesia no le vaya a la zaga a la sociedad general, sino que al contrario, sea un ejemplo en la defensa de la libertad de prensa.


(Crédito: gran parte de las ideas y textos de este Editorial están tomados de ABA noticias –Asociación Bautista Argentina-, aunque su edición y redacción final es una adaptación y reformulación de Protestante Digital)