Haití: esperar con fe

Han sido TVE y La Sexta, cuya información se recoge parcialmente en la información que damos en video sobre esta misma cuestión.

Al margen de errores como hablar de los evangelistas (en vez de evangélicos) y rezar por orar, es una información respetuosa, clara, y queriendo entender y resaltar la experiencia de fe de quienes sufren y –a pesar de eso- mantienen un gozo, una fe y una esperanza en medio de su dolor. Algo que a nosotros también nos conmueve, y que debe motivarnos a orar et laborar ayudando económicamente; a la vez que agradecemos a los informativos de estas dos cadenas televisivas (TVE y La Sexta) por su trabajo.

Sin embargo, nos ha llamado la atención que tanto en estos reportajes como en otros escritos (El País y El Mundo, en España, nos vienen a la memoria) dan la idea de que en la desesperación uno se agarra a la religión como un clavo ardiendo, como queriendo entender o justificar tal fenómeno religioso en Haití a través de la necesidad de quienes no pueden caminar solos y precisen una muleta en la que apoyarse.

Es curioso que no se diga habitualmente, por ejemplo, que ante el vacío afectivo se recurra a la promiscuidad sexual. O que quienes no tienen valores personales sólidos se refugian en el dinero. O que los famosos de nuestro tiempo ante su -a menudo- existencia vacía se agarran a la droga para sobrevivir. O que la ausencia total de ideales lleva a esconderse en una vida cómoda y materialista. Y seguiríamos, resumiendo que todo este opio de la sociedad actual adormece la necesidad de Dios.

¿Por qué usar esta vieja idea, que es un reflejo de que la religión es el opio del pueblo, cuando la adormidera de los sentidos son hoy en día todos los aspectos que hemos mencionado en el párrafo anterior por encima?

Es posible que haya personas que se refugien en la religión como manera de huir de la realidad, pero esto no puede aplicarse a la generalidad.

Hay otra manera de entenderlo. En quienes tienen verdadera fe en Dios, cuando todo desaparece queda a la vista lo que antes estaba semioculto, y surge en una fuente de esperanza que ayuda a enfrentar la realidad.

Y para quien no tiene fe, al suceder tragedias, crisis, pérdidas, es cuando se puede replantear la vida y los valores (¿cuándo si no?). Y en esos instantes, que suspenden a una persona entre lo cotidiano y la eternidad, es cuando puede verse con claridad quién somos, y adónde vamos. Y en ese estado es posible ser conscientes de que sin Dios somos muy poco y vamos a la nada.

Es lo que relata Denzel Washington en nuestra noticia de portada de hoy. Se paró, oró, y Dios le llenó una vida vacía a pesar del éxito como actor, del dinero, de la fama. Eso no le ha alejado de la realidad. Al contrario. Le ha llenado de sentido común como ser humano, padre, marido, ciudadano y trabajador.

Los haitianos evangélicos no se refugian en Dios porque su tragedia les aterrorice. Se refugian en Dios porque El es nuestro seguro refugio y amparo en toda circunstancia. En la tragedia, también.

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Pueden ver aquí el video titulado: Haití: evangélicos oran tras la tragedia