De las misas multitudinarias no vamos a opinar. Benedicto XVI cumple con su papel, y poco más que discutir.
Lo de las “sectas evangélicas” sí que nos parece grave. Aunque sea más de lo mismo. No hay viaje papal (salvo a EEUU, claro) en los que el Vaticano y el Papa de turno no avisen del terrible peligro que representan las "sectas" de los "hermanos separados". Ya escribimos con motivo de uno de los muchos viajes papales a Latinoamérica (en concreto uno de Benedicto XVI) un Editorial que les ofrecemos a leer (así ahorramos espacio y energías) y que titulamos “
El retroceso de la secta católica” (¡con perdón, no opinen sólo por el título sin leer antes el contenido!).
Sólo añadir
que a esta acusación católica se ha sumado tristemente la televisión pública, sí esa que dicen que es la de todos los españoles, evangélicos incluidos. TVE habló en sus informativos de las mismas “sectas evangélicas” como si ser evangélico fuese un
totum revolutum condenable y despectivo. Es una forma de informar similar a decir que todos los católicos son pedófilos, los políticos -sin excepción- corruptos, y los no creyentes creadores de archipiélagos Gulag de una u otra forma. En fin, una vergüenza (*).
Y lo del preservativo, aunque en un tono menor, es otra muestra de la posición de cada cual, pero en disimulado.
El Papa, avisa de que el condón no es la solución al SIDA (luego lo analizaremos, pero vaya por delante que estamos de acuerdo), pero luego se pasa tres pueblos africanos al decir que lo favorece. Esto, para en el fondo querer decir que el Vaticano está en contra del uso del preservativo, porque el sexo lo considera correcto según su doctrina católica sólo para el uso reproductivo dentro del matrimonio. Ya hemos dicho más de una vez que la ética protestante entiende el sexo dentro del matrimonio no sólo como un medio para tener hijos, sino también un vínculo “inventado” por Dios del que disponen el hombre y la mujer para fortalecer (que no cimentar) el matrimonio. Por lo tanto, el uso de métodos anticonceptivos no tiene en sí mismo ninguna contraindicación ética desde la moral evangélica.
Ahora bien, como adelantábamos, es cierto que el preservativo –siendo un método válido y necesario- no es la solución única. Y en esto pecan de demagogia barata quienes lo convierten en bandera y estandarte de la prevención del SIDA sin ninguna otra consideración.
Pondremos un ejemplo aproximado. El uso del air-bag es un indiscutible beneficio para quienes viajan en un vehículo en caso de accidente. Sin embargo, a nadie se le ocurriría que esta protección no vaya unida la exigencia de una conducción responsable, a un conocimiento práctico de las normas y señales de conducción, y a respetar una “ética básica” al volante: no consumir bebidas alcohólicas, dormir un mínimo de horas, no hablar por el móvil mientras se conduce… en definitiva, a un conocimiento teórico y real de la pericia y valores necesarios para manejar un vehículo.
Por esto los embarazos no deseados, el número de abortos, y las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual, no sólo el SIDA) siguen siendo un problema social y sanitario grave: estamos ofertando el air-bag (tan útil, sin duda), pero olvidando el resto.
Y esto, querido lector o lectora, es una irresponsabilidad al menos tan grave como desaconsejar el uso preservativo. Y es que también hay “Papas” del falso progresismo, con doctrinas fundamentalistas acerca del “sexo libre obligatorio”, que no permiten disidencia doctrinal alguna de sus ideas.
(*) Pueden pulsar aquí si quieren escribir a la Defensora del espectador de TVE, Elena Sánchez Caballero.
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