No quiero problemas

Y quienes se alejan de los problemas, es curioso, se consideran buenos. Porque se alejan de los conflictos. Y es cierto: no debemos provocar gratuitamente tensiones, pero tampoco huir de ellas. No hay ningún texto en las enseñanzas de Jesús para que huyamos de las dificultades, todo lo contrario.

Incluso en aquella bienaventuranza que dice “Bienaventurados los pacificadores”, no se refiere a los que viven en paz, en el sentido de “en ausencia de conflictos”; sino de los que traen la paz en medio de los conflictos. Hombres y mujeres audaces, valientes, íntegros, transparentes, sin ocultos motivos o intereses, y capaces de encontrar sendas en el mar de las tempestades al precio de su tranquilidad y vida fácil.

No hay muchos, porque abundan las “buenas” personas que no quieren problemas. Y las malas que se aprovechan de estas personas “buenas” para reinar en la ausencia de barreras.

Yendo a lo concreto, nos llama la atención la respuesta que nos ha dado el embajador de Argelia a una serie de preguntas sobre sus declaraciones acerca de que en el paraíso de libertad religiosa que es Argelia (según su embajada) el gobierno argelino ha tenido que intervenir en el momento en el que “las actividades de proselitismo se hacen públicas” y pasan a ser “campañas agresivas” hechas por “sectas” que “predican a su manera otra forma de integrismo y de exclusión”.

Al querer indagar su opinión sobre “¿Cuál es la definición que dan las autoridades argelinas a la palabra secta?” o “¿Qué campañas agresivas y alborotadoras contra la paz civil han hecho las iglesias evangélicas en el país para ser cerradas?”, la respuesta de la embajada ha sido denunciar una supuesta manipulación de algunas páginas webs (suponemos que ésta que leen es una de ellas) en lo que a las noticias sobre los cristianos en Argelia se refiere, negándose a aclarar nada.

Pero no nos conformamos, y desde aquí pedimos justicia. Que quienes disfrutan de libertad en países democráticos, predican libremente sus creencias y viajan con sus libros sagrados sin posibilidad alguna de ir a la cárcel por todo esto, quieran para su prójimo cristiano los mismos derechos y libertades.

Por esto, por la justicia, y en especial por la justicia de los cristianos en Argelia levantamos la voz, clamamos desgarradamente que ya es hora de poner las cosas en su sitio a quienes tienen influencia sobre estos señores feudales que apresan y encarcelan a quienes no creen como ellos por el simple hecho de ser diferentes.

Y no queremos problemas, pero tampoco nos importan cuando lo que está en juego es la verdad, la justicia y la vida de cualquier ser humano, pero especialmente de nuestros hermanos en la fe. Como los cristianos de Argelia.