Nuestra gallina de los huevos de oro es la Alianza Evangélica Española, que cumple aquello de dar donde no tiene, e incluso de lo que le falta.
Esta revista, ACPress, eMision, el Proyecto Unamuno, la Comisión de Obra social (proyectos Moisés y Turmanyé, entre muchos), Stop The Traffik, el grupo de Participación en la Vida Pública (con el Observatorio Cívico Independiente), las Comisiones de Teología, de Bioética, de Evangelización, Imagen y Comunicación, Oración, Jóvenes, Libertad religiosa, Educación, Publicaciones (revistas Idea y Aletheia, Cuadernos de bioética), Seminarios teológicos y pastorales, de Apologética… todo depende de su apoyo en todos los aspectos. Y es mucho.
Mucho sacrificio, mucha generosidad, muchas renuncias, muchos ataques e incomprensiones. Nos consta. No lo hemos dicho nunca. Simplemente han cogido el arado sin mirar atrás, y bregado con tierras duras para convertirlas en huertos de labranza. Para que, a ser posible, den fruto al ciento por uno.
No hay subvenciones “desde fuera”, ni fondos de reserva, ni donativos escandalosos. Sólo lo que los propios proyectos generan por sí mismos, y las cuotas (pequeñas) de los socios.
Y les diré un secreto. Cuando hay una actuación conflictiva en las muchas actividades de la Alianza, a quienes les disgusta se dan de baja. Pocos. Pero lo que duele es que de los cientos de comentarios de apoyo es bajísimo el porcentaje que se traduce en adhesiones reales.
Por ejemplo, ante el documento “Vota sabiamente”, con ocho mil descargas sólo en internet, impreso con mucho coste y repartido gratuitamente hubo multitud de adhesiones y felicitaciones. Dos miembros de la Alianza se dieron de baja (curiosamente de opuesto signo político, cada cual por creer que se “barría para el otro lado”). Pero ningún nuevo miembro de apoyo.
Nadie nos ha pedido ni sugerido que escribamos este Editorial. Es más, seguro que desde la Alianza se sorprenden, e incluso no les entusiasma demasiado. Ellos son así, les conocemos bien. Pero porque es justo, por necesidad de crecimiento, y sobre todo porque nos consta que hay personas que están sacrificando futuros más prometedores o con pingües beneficios por servir donde están, porque están convencidos que Dios les pone “para servir a Dios y a usted”, que decían los manuales de buena educación antiguos, hemos querido dar este paso sobre el papel que nos da el Editorial.
Nada impedirá que quienes creen que deben hacer lo que hacen en la Alianza sigan adelante. Entre ellos nosotros como publicación. Y quienes están al frente de la Alianza también. Tampoco hay angustia ni inseguridad. Quien, como Moisés, se sostiene como viendo al invisible, sabe que camina por fe en lo que no ve como si viese. No es eso.
Es que sería bueno, adecuado, estimulante e importante que te sumaras para poder multiplicar esfuerzos.
Únete. Salva a la gallina de los huevos de oro. “Juntos podemos transformar el mundo”, dice el lema de la Alianza Evangélica Española. Ese juntos te incluye a ti. En lo material es casi ridículo (no llega a dos euros al mes). En lo espiritual es saber que contamos contigo no sólo como espectador y animador, sino como compañero de viaje.
Podríamos decir ¡no te lo pienses, hazlo!. Pero no. Piénsatelo. Y si lo ves adecuado, da un paso al frente. Es la mejor forma de iniciar cualquier camino.
Aquí puedes rellenar tus datos online y convertirte en miembro de la AEE. Si te decides, ¡bienvenido!
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