En positivo, es un hito que haya sido el primer Congreso evangélico o protestante nacional en España (y creemos que en Europa) en el que se da un lugar de preeminencia a un creyente de etnia gitana, llevando una de las plenarias. Por ello, quizás más que entrar en el contenido (que fue bueno) resaltar la “comunión” que se produjo entre el ponente (Fernando Navarro) y los presentes, que evidenció que más que un acto formal fue un latido de abrazo de corazones
payos y gitanos. Hay esperanza en Cristo.
En positivo, la presencia de la mujer, de las mujeres: en el Comité organizador del Congreso, en la mayoría de las mesas que presidieron los actos, en los seminarios y talleres, y en las Conclusiones del mismo (que por primera vez fueron aprobadas por votación de los congresistas). Sin duda no todo lo que muchos querrían, pero claramente un enorme paso respecto a todos los Congresos previos.
En positivo el buen ambiente, la fraternidad real, la libertad de adoración con un grupo de alabanza que vivió que -antes que el propio Congreso- estaba presente el Rey de reyes (aunque el rey de España, en minúsculas, no estuviese). Y por supuesto
chapó para los especiales: Juan Ramón Jiménez y Rocío, Marcos Vidal, Francesca Patiño…
En positivo el sencillo pero sentido homenaje a personas (e instituciones) que han supuesto con su trabajo un servicio generoso a Dios, y a su Iglesia, en tiempos especialmente difíciles; y que suponen un estímulo para todos quienes les hemos vivido de cerca o de lejos en su trayectoria (Jose Mª Martínez, J. Antonio Monroy, José Palma, Sebastián Rodríguez, Armand Urrutia, José Grau, Unión de Mujeres Evangélicas de España, Decisión, Evangelismo en Acción).
En positivo el nivel general de los contenidos expuestos, que evidenciaron un gran trabajo, incluyendo el discurso –y por supuesto la presencia- del ministro de Justicia, que mostró una gran empatía y comprensión con la realidad evangélica. También la organización y servicio en inscripciones, salas… y una “anunciante” (Dámaris Playá) de enorme dinamismo y simpatía que lograba hacer interesante y divertida esa “Cenicienta” de los Congresos, convirtiéndola en “princesa”.
En positivo la participación de las denominaciones, más que en ningún otro Congreso, tanto en el Comité organizador como entre los participantes del Congreso a todos los niveles.
Y entramos en los aspectos mejorables, que en nada desdicen –resaltamos- el conjunto francamente positivo del encuentro.
Mejorable fue la participación verbal en la plataforma, dada a tantas personas (¿hace falta orar dos veces por todo en la tribuna para que Dios oiga nuestros ruegos? ¿son necesarias tantas presentaciones e introducciones?) que fueron limando el tiempo, que luego se recortó a ponencias de enorme interés, que se quedaron cercenadas o a medias en su exposición.
Como preocupante vemos el excesivo interés ecuménico mostrado -en nuestra opinión- en las invitaciones y participaciones de entidades como el Consejo Europeo de Iglesias (el KEK, vinculado al Consejo Mundial de Iglesias), máxime contrastando con la ausencia de otras entidades netamente evangélicas y también europeas, como es el caso de la Alianza Evangélica Europea (miembro de la Alianza Evangélica Mundial). También valoramos en este mismo sentido algunos de los comentarios vertidos desde la plataforma. Todo lo que sea diálogo es bienvenido. Todo lo que sea mezcla y difuminar la identidad evangélica levantaría a Lutero de su tumba, por muy protestante que se proclame quien lo haga.
Por último, sin connotaciones de negativo o positivo, el Acto por la Paz. Bonito, digno, y bien organizado, aunque no alcanzó la expectación levantada salvo en las increibles dos
voces negras, que se movían en un registro y ritmo imposibles de dejar de seguir con manos, pies y cabeza. Quizás, eso sí, debería haberse acortado algo en su duración para los agotados congresistas.
En cualquier caso, repetimos que -como todas las valoraciones- es este Editorial una apreciación subjetiva. Y reiteramos una vez más que
en su conjunto se ha realizado un excelente Congreso, al que sin duda volveríamos a asistir por todo lo positivo que contuvo, que es mucho. Y que sin duda quienes han estado en su organización han hecho un gran trabajo en esfuerzo y en calidad.
Hemos puesto nuestro mayor interés en sintetizar al máximo. Y también en seguir y acercarles este Congreso, desde antes de producirse, y ahora tras su realización. De hecho, sacando fuerzas de flaqueza y quitando horas al sueño les ofrecemos una serie de documentos de audio y video que servirán de recuerdo a quienes hayan tenido la suerte de asistir al Congreso, y que darán una muestra más allá de las opiniones nuestras, o de otros, a quienes no pudieron asistir (documentos audiovisuales que iremos ampliando en semanas sucesivas).
MULTIMEDIA DEL VII CONGRESO
Audio
- Entrevista a Guillem Correa, vicepresidente del Congreso y Secretario general del Consell Evangèlic de Catalunya:
Valoración tras concluir el VII Congreso (4 Mb)
Videos
- Reportaje en forma de
crónica de todo el Congreso, con los principales actos, declaraciones, stands... (29 Mb).
- Mariano Fernández Bermejo,
ministro de Justicia español, en el acto de clausura (27 Mb)
- Pau Simarro, Presidente del Congreso:
conclusiones aprobadas (21 Mb)
- Jose Mª Baena, Presidente de FEREDE, en el
discurso de clausura (25 Mb)
- Fernando Navarro, primer evangélico gitano (Iglesia de Filadelfia) que participa en una plenaria en un Congreso nacional evangélico español:
Iglesia y espiritualidad (89 Mb)
Declaración pública del Congreso
Declaración oficial del Congreso, en formato pdf.
Si quieres comentar o