Nos atacan los hackers

Por lo que nos han contado, todos los sitios web cuando tienen cierto tránsito sufren ataques de hackers que podríamos llamar rutinarios, automatizados. Pero pocas veces se produce un auténtica invasión que quiere dañar a fondo un sitio web.

En el caso del que estamos hablando, y a pesar de estar en un alojamiento con grandes medidas de seguridad, los hackers lograron paralizar durante media hora las dos webs (eMision y Protestante Digital) que quedaron “invisibles”.

Para lograr esto, y por los registros y huellas que quedan en el propio servidor, está claro que se requirió un alto grado de conocimientos, y una dedicación de tiempo y esfuerzo por parte de los “piratas” informáticos que no son nada habituales.

Gracias a Dios –nunca mejor dicho- los sistemas de seguridad sirvieron para frenar esta invasión e impedir que se mantuviese el bloqueo de las páginas en internet más allá de esa media hora.

Por un lado, esto nos ha llevado a aumentar más aún las medidas de seguridad, que como ya hemos dicho eran de por sí altas. Aunque nunca son suficientes. Recordamos que la CIA, la NASA, el Vaticano, y otras importantes entidades han sufrido el éxito del asalto de sus enemigos vía informática. Pero “a Dios rogando y con el mazo dando”, no queremos dejar de poner las medidas que son nuestra responsabilidad. El resto ya no depende de nosotros.

Pero queríamos hacer otra reflexión. Una persona y un proyecto se miden por las adhesiones que logra, pero también por los enemigos que se levantan.

Nos hace mucha ilusión dejar de forma patente los apoyos –en red- que van surgiendo en este proyecto de comunicación que representamos. El último, que es mutuo y nos llega por un camino indirecto, se esboza en el Comunicado surgido del encuentro entre la FEREDE (Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España) y la Alianza Evangélica Española (AEE); entidad esta última de la que dependemos como revista. Creemos que es un embrión que precisa desarrollarse y llegar a buen término, pero es una promesa firme y clara que puede suponer, sin duda alguna, la multiplicación (más que la suma) de esfuerzos e ilusiones en bien de la presencia evangélica ante la sociedad española, en su máxima dimensión.

Pero no podemos dejar de decir que, dentro del susto recibido ante este asalto bucanero-informático, también se trasluce en esta batalla virtual que estamos llegando a aspectos profundos de la realidad que nos envuelve.

Quien siempre molesta a todos es un maleducado. Quien nunca molesta a nadie es insustancial.

Y este ataque significa que estamos diciendo e influyendo de manera que no creamos indiferencia, que tocamos resortes que llevan a reaccionar. La mayoría de las veces positivamente, o de manera crítica pero a través de las vías legítimas que ofrecemos y existen. Pero también de quienes entienden como respuesta una destrucción sin ética, quienes practican el juego sucio, quienes no creen en la libertad de los demás y si en su derecho a destrozar a quien no piensa como él.

Estamos llevando luz al corazón negro de la sociedad que nos rodea. Y, de momento, molesta. Si alguna vez quienes allí habitan abren los ojos, verán que les estamos hablando de una vida y un camino mejor que señalan a Jesús. Les esperamos en ese camino con los brazos abiertos.