¿Dónde está Dios cuando reimos?

Según el relato bíblico, a Adán y Eva les iba bien: no había enfermedad, ni sudor con el trabajo, ni dolor, ni muerte. Pero en el momento de experimentar la única situación que les planteaba decidir si obedecer o desobedecer a Dios, no se pararon para hacerse la pregunta: ¿dónde está Dios ahora que todo nos va bien?

Es cierto que nos cuenta Génesis que la norma de Dios para Adán y Eva era poco razonable (no comer de una determinada fruta). No tenía sentido alguno aparente, ni moral ni de justicia. Tampoco era humanamente correcto eso de ir contra una apetencia natural. Ni siquiera era científico. En definitiva, era un total absurdo. Pero era la voluntad expresa de Dios.

En este tiempo veraniego de cierto descanso en muchos países, pocos se habrán preguntado por qué hay justicia social que permite al trabajador descansar sin dejar de cobrar su sueldo. O cómo es que existen servicios sanitarios que atienden los pequeños o grandes problemas con unos conocimientos avanzados. O por qué podemos desconectar por unos días o semanas de nuestros problemas cotidianos. O qué derecho existe para concedernos estar con los nuestros, acompañarnos, disfrutar juntos. Pocos se habrán preguntado dónde está Dios en medio de la bonanza.

Si supiéramos contestar a esta pregunta, tendríamos la respuesta a la que otra que mencionábamos. Porque el que sabe dónde está Dios en la bonanza conoce su papel y lugar en medio de la tempestad, y ayuda al necesitado. Porque quien sabe dónde está el Dios de la justicia sabe que es baluarte de la verdad en medio de un mundo de intereses y trampas. Porque quien sabe dónde está el Dios de la salvación no se enreda en cuestiones menores cuando la condenación asoma a la puerta del alma de su vecino o amigo.

Existen muchos profetas del bienestar, de la paz y de la justicia social. Todos ellos aspectos necesarios y que defendemos también nosotros sin duda alguna, porque en medio de estos valores sabemos encontrar a quien permite y potencia estos aspectos del ser humano hasta hoy.

Pero ¡qué pocos profetas hay que anuncien las buenas nuevas de un Dios que se encuentra siempre cerca, en medio del dolor y del amor, de la fidelidad y de la traición, del ansia de luz y la atracción por las tinieblas en lo más hondo del alma humana!.

Dios es luz y amor. Ninguna tiniebla hay en él. Pero debemos encontrar esa luz y ese amor verdaderos en medio de todas las situaciones de nuestra vida.

No es fácil, más bien es difícil, pero es posible. Lo imposible ya lo hizo Dios mismo, Jesús, abriendo un camino para que ni lo cojo ni lo torpe se salgan, atravesando todo el bienestar y el malestar humanos, conectando el cielo a la tierra por encima de los abismos de nuestras culpas y errores.

¿Dónde está Dios cuando te va bien? Si sabes contestar a está pregunta sabrás también dónde está Dios cuando llega el sufrimiento.