Estamos cansados de la lectura política, llena de acritud, de cualquier opinión o comentario que entra en este campo. Es más, vemos que
los aspectos políticos influyen e interesan más que los aspectos que como cristianos, creyentes, seguidores del Evangelio y de Jesús, deberían importarnos.
Desde este medio mantenemos criterios fieles a nuestras creencias como seguidores del Jesús de los Evangelios, por encima de cualquier afinidad, interés o compromiso político.
Al margen de simpatías o antipatías ideológicas o sociales, creemos que ningún partido es el referente moral universal. De la misma forma, creemos que todos los partidos (aunque a veces cueste verlo) poseen parte de la “imago Dei” (imagen de Dios) que el Creador puso en el alma de cada ser humano, y por lo tanto de los colectivos que crea.
Si unos pueden tener aspectos negativos morales en áreas determinadas, otros pueden caer en la falsa moral y en cuestiones éticas deformadas en otras áreas de similar importancia. Si unos aciertan en valores morales concretos, otros lo hacen en cuestiones de justicia social. Cada cual debe juzgar en conciencia qué criterios pesan más en su balanza personal. Y sobre todo en cada momento y situación saber juzgar sin dar la razón de antemano a estos o aquellos.
Por lo tanto, desde esta publicación intentamos mantener la neutralidad política que, como dijo Martín Lutero, nos hace cautivos de nuestra conciencia a la luz de la palabra de Dios. Seamos simpatizantes, “antipatizantes”, o neutrales respecto al PSOE, el PP, o el MDTLP (Madre de Todos los Partidos).
Si desde este medio criticamos alguna iniciativa del PSOE o el PP (por citar los principales partidos), no es por estar políticamente en contra. Es porque su actuación en determinados aspectos nos parece incorrecta, criticable, o contraria a lo que nuestra conciencia nos indica que es lo adecuado. O simplemente porque no estamos de acuerdo.
Y si apoyamos alguna postura coincidente con las del PSOE o el PP no es por estar a favor de estas fuerzas políticas. Es porque sus posturas o líneas de pensamiento en determinados aspectos nos parecen apropiadas, positivas, o éticamente adecuadas para la sociedad en general y la colectividad de creyentes en particular.
Así que nos definimos como PPositivos y PsOÉticos. A favor de todo lo que favorece al ser humano desde una perspectiva cristiana, y defensores del idealismo y los valores cristianos en contra del negativismo, la obcecación, el pragmatismo y el materialismo que atenazan y encadenan a la sociedad y al ser humano. Incluyendo la participación política.
Y nos da igual si esto supone estar a favor o en contra de un determinado partido político, o de nuestros intereses personales o como publicación. Porque creemos que Jesús no vino a defender una determinada política (judía, griega o romana), sino a proclamar la verdad que se contiene en su mensaje, tal y como transcribieron Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y desarrollaron Pablo y el resto de autores del Nuevo Testamento. Ninguno de ellos entró en aspectos políticos concretos. Todos ellos cuestionaron valores sociales en boga. Todos ellos pusieron en segundo lugar aspectos sociales y morales importantes, pero para ellos secundarios, de sus ideas. Todos ellos apoyaron el respeto a la autoridad constituida.
Ni PSOEces ni imPPresentables, pero con toda la libertad del mundo para opinar, criticar y construir sin definirnos globalmente a favor o en contra de ninguna posición política.
Otro aspecto no sólo defendible sino deseable es que cada persona valore, medite, y decida en consecuencia su beligerancia, apoyo, voto o abstención en la vida política.
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