Buen testimonio o buena reputación?

...Jesús enseñaba aspectos distintos a los establecidos como correctos; Jesús se juntaba con pecadores y publicanos; Jesús sanaba en día de reposo; Jesús convirtió el agua en vino; Jesús tocó a leprosos; Jesús entró en el templo derribando mesas y echando fuera a los vendedores; Jesús llamó sepulcros blanqueados y generación de víboras a los fariseos; Jesús fue tentado y la Biblia lo registra...

Y aún la lista podría seguir. Pero yo...

...yo no enseño que hay un infierno, ni hablo de la cruz que el cristiano debe tomar, ni hablo acerca del pecado que hay en la iglesia; yo no me junto con depende qué cristianos poco "espirituales", mucho menos con "mundanos", ni aún con borrachos, drogadictos, pobres o que huelan mal; yo cumplo cada domingo asistiendo a la iglesia; yo sólo bebo agua, nada de alcohol; yo me esfuerzo por hacer ver que no soy tentado y que en mi vida no hay pecado; yo no digo la verdad, ni aún con amor... Y aún la lista podría seguir.

Con estos argumentos no estoy generalizando, ni diciendo que todos somos así; ni pretendo decir y no digo que debamos hacer lo que hacen los que no tienen a Cristo como Señor; no digo que hagamos lo que nos de la gana, sin someternos unos a otros, dejando a un lado el amor; no digo que podamos beber y comer y que mañana moriremos; es decir, no estoy proclamando un libertinaje.

Pero lo que si digo es lo siguiente: ¿qué he entendido por "buen testimonio"? Quizás hayamos confundido la definición de buen testimonio por la de buena reputación, quizás pensemos que un buen testimonio, es causar una buena impresión a todo el mundo; quizás nos preocupe más el que dirán, que el verdadero buen testimonio. Sinceramente creo que un buen testimonio es que a través de mi vida, de mis acciones, de mis palabras, de mis gestos y miradas la gente pueda ver a Cristo y Dios sea glorificado.

AUTORÍA
Este Editorial no es de la Redacción de la revista, aunque nos sumamos a su sentir (por esto, es evidente, lo publicamos). Es el artículo –literal- de un joven evangélico de Barcelona. Quizás no le conoce, aunque ha escrito algún otro con anterioridad en este magazine. Se llama Jonatan Mira.

Y nos gusta que los jóvenes vengan empujando, con fuerza, con ilusión, con ideas claras, sin intereses ni cálculos. Aunque no sean conocidos del gran público, bienvenido sea su soplo revitalizador. No queremos buena reputación, sino buen testimonio.