Libertad de expresión

A lo mejor ustedes se preguntarán cómo funciona en su contenido Protestante Digital, dado el entramado de entidades y colaboradores que ya están implicados en la realización de esta revista (a la que añadimos eMision.net, suburBios y ACPress).

Creemos que lo ejemplar es que cada sección, especialmente quienes escriben los artículos, tienen libertad plena en cuanto al uso de su espacio. No se les indica ni sugiere nada, ni se les critica. La mayoría de las veces nos gusta su contenido, alguna vez diferimos, pero en cualquier caso se guarda un respetuoso silencio que de libertad a quien ejerce el difícil arte de escribir y opinar.

Nos sobran dedos de una mano para contar situaciones difíciles que hayan obligado a entrar en el contenido de lo publicado en los artículos. Las escasas veces que ha ocurrido, se ha solucionado –con el contacto entre la Dirección de la revista y el Comité de Referencia- y se ha llevado adelante sin estridencias ni demasiadas complejidades, lo que incluye también una actitud ejemplar de todos quienes escriben y han escrito en estas páginas.

Más problemas (aunque por suerte aislados) ha habido con el contenido de las noticias. Aunque siempre hemos podido documentar cualquier información que ofrecemos (esto nunca se ha puesto en duda), sí que la redacción (sobre todo ¡esos titulares!) ha sido causa de desencuentros diversos.

Es necesario decir que si dijésemos siempre lo obvio y fuésemos políticamente correctos, faltaríamos a la verdad por pasiva y por ocultamiento (también podemos errar por activa, no hay duda).

A la vez, entendemos que no debemos ni podemos decir todo lo que sabemos y pensamos (posiblemente sería unas veces poco constructivo, y otras generaría situaciones nada deseables). Pero sin duda hay momentos en los que es necesario saltarse tanto escrito cortés y educado que quita naturalidad y convierte en gatitos a tigres que deben ser descubiertos debajo de su pijama de felpa a rayas.

Y es que parece que hay personas que piensan que la unidad es la uniformidad; y el amor estar todos sonriendo en la foto; y no gusta que se rompa la estampa. Por ejemplo, ¿podríamos decir que un acto determinado fue un desastre? ¿o que se marginan determinadas noticias en determinados medios? ¿o pedir transparencia en ciertas actuaciones opacas?

Pues sí, si el tema es grave deberíamos hacerlo. Aunque cuando se deja de hablar de la metafísica del cangrejo y se pone nombre y apellidos al crustáceo resulta que a nadie le gusta. Pero es necesario, como es necesario que a nosotros también se nos cuestione y critique. Porque si no tienen razón, nos ayuda a autoanalizarnos, a afirmarnos y sobre todo a sabernos falibles. Y si tienen razón, con rectificar las cosas suelen arreglarse.

Nos asustan y preocupan quienes no admiten que se cuestionen sus ideas y sus actuaciones.