Fundamentalismo tolerante

Podría parecer complicado, pero es muy sencillo.

Defiende el fundamentalismo tolerante que se debe aceptar (¡siempre!) a quienes entienden la Biblia -o la vida- de cualquier otra manera. Quienes pretendan defender una postura concreta como única –a su juicio- son excluyentes, conservadores, y (por supuesto) intolerantes y fundamentalistas.

El fundamentalismo tolerante puede criticar –a menudo insultar- a quienes no aceptan sus principios. A “ellos” no se les puede calificar de ninguna manera negativa (“es poco tolerante”).

El fundamentalismo tolerante acepta cualquier idea como aceptable o al menos no rechazable… salvo que se oponga a su “todo vale”. Caso de que esto ocurra, la idea automáticamente es rechazada por ser contraria a “su” unidad y verdad única total “que todo lo tolera”.

El fundamentalismo tolerante quiere influir a través de ser inclusivo, pero en realidad diluye la verdad. Quiere presentarse como idealista, pero en realidad es permisivo, dando un barniz de credibilidad moral a todo lo que quiere defender.

El fundamentalismo tolerante es el mal de nuestro tiempo. Afecta por igual a jóvenes y adultos, a partidos políticos y confesiones religiosas.

Si quieren reflexionar más sobre esta cuestión les recomendamos (de hecho ha sido la inspiración de este Editorial) el artículo de Manuel de León de este número, titulado “La tolerancia también mata”.

En él, entre otras muchas ideas, dice “Cuando una sociedad como la nuestra, no se da cuenta de que determinadas cosas no permiten hacer la vista gorda y que la tolerancia equivale el traicionar los principios de convivencia (si hablamos de la sociedad) o los ideales o la fe (si hablamos de moralidad y espiritualidad) es que está narcotizada y zombi”.

Y el gran problema es que muchos de los que no son fundamentalistas tolerantes callan y se están quietos. ¿Narcotizados y zombis?

Este Editorial no gustará a quien practique el fundamentalismo tolerante. Le pedimos disculpas por discrepar, pero –desde la tolerancia- nos lo permitimos como un deber ineludible.

---

(1) Diccionario María Moliner
(2) Diccionario de la Real Academia de la Lengua