Jesús carismático

Es frecuente que se critiquen excesos alrededor del pentecostalismo o carismatismo. Ese movimiento cristiano mundial que realza la importancia de la experiencia espiritual más allá de la razón, de lo sobrenatural de Dios inundando lo razonable del ser humano, de la expresión libre y espontánea por encima de los ritos y las normas preestablecidos.
Desde luego criticamos y nos enfrentamos a los excesos y peligros que de esta línea se derivan: los sentimientos y experiencias que anulan la razón y -sobre todo- las enseñanzas de la Biblia como palabra de Dios. Pero esto no quita todo lo positivo que tiene. De hecho muchas denominaciones y movimientos (desde los más tradicionales a los más recientes) han sabido y querido integrar adecuadamente el poder transformador que –en las bases bíblicas- tienen la experiencia espiritual profunda y transformadora en la vida cotidiana más allá de nuestra pura comprensión.
De hecho, muchos de quienes integran la Redacción de Protestante Digital están (estamos) alineados e identificados con el movimiento pentecostal o carismático.
No está de más recordar que la pura razón humana, la religión mental y el culto racional pero falto de calidez humana (sea cual sea la forma de manifestarlo) llevan a una religiosidad alejada de aquel Jesús que en el relato bíblico vemos llorar, airarse, clamar, conmoverse, angustiarse y dejarse llevar. No en vano el Dios del Antiguo Testamento a menudo se queja de que su pueblo le alaba con sus labios pero no con el corazón.
Razón y sentimiento, dos piernas para aquellos que son del Camino y que se encuentran en movimientos pentecostales y no pentecostales. Y que a veces cojean, también en todos los movimientos y denominaciones.
El cristiano es un timonel que debe conocer los mapas bíblicos, y controlar el timón de lo racional; pero de la misma forma saber leer y dejarse llevar también por la dirección del inmenso poder del viento espiritual que le sobrepasa. El propio amor humano es un pálido reflejo de esta realidad en la vida cotidiana.