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La última variante del coronavirus, conocida como ‘ómicron’, ha provocado un repunte de los contagios en las últimas semanas. En concreto, según el Ministerio de Sanidad, a fecha del 21 de diciembre, en los últimos catorce días se han diagnosticado más de 5,5 millones de casos nuevos en el territorio español.

Esto ha llevado al gobierno a recuperar algunas restricciones leves, aunque el ejecutivo no ha considerado adoptar medidas de prevención severas. Básicamente, la obligatoriedad de nuevo del uso de la mascarilla en los espacios exteriores, aunque algunas comunidades autónomas, como Cataluña, han ampliado su margen de acción y han limitado también el número de personas reunidas en casas, han impuesto toque de queda y han rebajado los aforos de los espacios cerrados, como en los cultos.

El discurso del ejecutivo español se centra, no obstante, en continuar el proceso de vacunación a través de la tercera dosis. “Nuestro propósito es intensificar y acelerar la vacunación”, ha señalado el presidente del gobierno, Pedro Sánchez. 

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“El descenso es claro, y la relación con la vacunación es evidente”

Desde el ámbito de la investigación científica insisten en que, a pesar del aumento de contagios registrado en las últimas semanas, los niveles de mortalidad son mucho menores que antes de la vacunación de la población. “El balance es muy positivo, sobre todo cuando miramos el dato más importante, que es el número de personas que fallecen en España por Covid-19”, considera Daniel Fernández, investigador del Centro Nacional de Biotecnología, que forma parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y que trabaja en un equipo que ha desarrollado un test de anticuerpos del virus. “El descenso es claro, y la relación con la vacunación es evidente”, subraya.

La irrupción de ómicron coincide con el inicio de la vacunación contra la Covid en España, que comenzó hace cerca de un año. Sin embargo, el número de defunciones es ahora menor, según los datos recopilados por la Universidad John Hopkins y publicados por la plataforma ‘Our world in data’. Si a fecha del 26 de diciembre las muertes por coronavirus en España eran equivalentes a 0,95 por cada millón de personas, hace justo un año se registraban 2,74. Y la diferencia es todavía mayor cuando se toma como referencia de comparación el último pico de mortandad, en febrero de 2021, donde se registraban más de diez muertes por millón de habitantes.

Pero la propagación de la última variante también ha coincidido con el inicio de la aplicación de la tercera dosis de la vacuna en España. Una dosis de refuerzo que ya han recibido el 60% de los mayores de sesenta años, y el 70% de los mayores de setenta, según el Ministerio de Sanidad.

“¿Deberíamos acostumbrarnos a una vacunación común y periódica contra la Covid-19?”, se pregunta Fernández. “ Parece que de momento, mientras el coronavirus siga circulando de forma generalizada y siga presentando el riesgo de un colapso sanitario, la vacunación va a ser periódica por precaución, aunque aún no está del todo claro que sea del todo necesaria”, añade. 

El desarrollo de la pandemia hasta llegar a convertirse en una endemia, señala el joven investigador, marcará también el avance en la pauta de vacunación. “Quizá se acabe instaurando de forma habitual como la vacunación anual contra la gripe”, dice.

Tratamiento más allá de la vacuna

Además de la vacunación, los investigadores también se enfocan en el desarrollo de un tratamiento más amplio del virus. Pfizer ha anunciado ya un antiviral en píldora, pero esto solo parece el inicio. “Aunque ya hayamos conseguido desarrollar vacunas, sigue siendo muy importante encontrar fármacos para tratar a los pacientes que contraen la enfermedad”, subraya Fernández. 

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“Sigue sin haber un tratamiento específico y eficaz. Teniendo en cuenta el gran descenso de mortalidad que hemos conseguido con la vacuna, y su efecto también en la propagación, si consiguiéramos además un tratamiento para aquellas personas que contraen la enfermedad, podría ser el último empujón para conseguir convertir la Covid-19 en una infección leve estacional”, dice.

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Para esto, remarca, “es muy importante continuar investigando para entender cómo funciona la infección y cuál es la clave para controlarla”. 

Proyectos nacionales y la cuestión de la solidaridad

En España hay dos proyectos de vacuna contra la Covid en desarrollo. Uno, el dela empresa Hipra, que consiste en administrar directamente la proteína Spike del virus, está en la segunda fase de ensayos clínicos y se espera su salida al mercado en los primeros meses de 2022. La otra, desarrollada por un equipo del CSIC, está a la espera de que se apruebe su paso a los ensayos clínicos, aunque el investigador del Centro Nacional de Biotecnología, Luis Enjuanes, ha asegurado que la vacuna española “estará lista como muy pronto a finales del año que viene”.

En España, más de 37,8 millones de personas han recibido la pauta completa de dos dosis de la vacuna. Un porcentaje que se acerca al 90% de la población, según el Ministerio de Sanidad. La cifra dista mucho de otros territorios. Por ejemplo, la media de vacunación del continente africano es de aproximadamente un 10% de la población, según los datos de ‘Our world in data’.

Esto, dice Fernández, representa un desequilibrio grave. “Sigue siendo triste que en países como España se hable de terceras dosis cuando aún hay tantos otros países sin apenas acceso a una primera dosis”. En este sentido, el investigador recuerda casos como el del test serológico de anticuerpos de Covid-19 que se ha desarrollado en España y del que ahora el CNB-CSIC ha cedido la licencia para que otros países puedan fabricarlo a un coste reducido y ahorrarse el pago de los derechos.