Tais Conte Renzetti nació en Anapolis, estado de Goias, Brasil. De los 10 a los 17 años vivió en Bangalore, India, donde sus padres son misioneros. Actualmente estudia Dirección de Orquesta en el Conservatorio Arrigo Boito de Parma, Italia y vive en Monza.
Habla portugués, inglés e italiano. "Debo estudiar alemán porque es muy importante para mi carrera", afirma esta ilusionada y dinámica joven de 22 años.
Verónica Rossato conversó con ella para Protestante Digital en su iglesia "Un Nuovo Giorno" (Un Nuevo Día), que está en su mismo lugar de residencia, en Monza. Al finalizar la reunión del domingo dice: "Me congrego aquí desde hace un año. Esta iglesia surge de la obra misionera de mi iglesia en Brasil, es decir, la que envió a mis padres a India hace 12 años".
DE CARA AL FUTURO
Como es de suponer, la joven forma parte del grupo de alabanza en la congregación. Toca la guitarra y canta, pero cree que su futuro está posiblemente en otro lugar. "Alejandro y yo estamos estudiando y no sabemos todavía qué haremos después que hayamos concluido esta etapa ", comenta, refiriéndose a su novio, que es hijo del pastor de la iglesia.
"Queremos ir a otro país a trabajar, y también colaborar con la extensión del reino de Dios, pero no pensamos que la forma sea dejarlo todo para servir como misioneros, como hicieron nuestros padres. Yo quiero desarrollar esta vocación desde mi compromiso en el mundo artístico", explica.
Por medio de uno de sus profesores,
Tais ha tenido la oportunidad de comenzar a trabajar en el Archivo Musical de la Scala de Milán donde, entre otras tareas, prepara partituras para los conciertos.
"Trabajo entre siete y ocho horas diarias y a veces debo levantarme a las 4 de la mañana para estudiar. En la Scala tengo dos días libres para asistir a clase, de modo que aunque no tengo tiempo libre, puedo llevar las dos cosas. En esto veo la mano de Dios", comenta.
FE Y TESTIMONIO
La joven música es la única cristiana evangélica entre las ocho personas que trabajan en el Archivo Musical de la Scala, mientras que en el Conservatorio sí tiene un compañero coreano que comparte su fe.
"Mi profesor de Dirección de Orquesta es un católico creyente, hemos tenido buenas conversaciones sobre la fe y el ve el testimonio de mi vida", expresa al hablar sobre lo que significa ser cristiano evangélico en Italia.
"En Brasil demasiadas iglesias evangélicas están muy interesadas en el dinero y predican la prosperidad. Esto ha llevado a que muchas personas rechacen la predicación del Evangelio. Por ello, es más importante dar testimonió con la propia vida que definirse como evangélico. Aquí pasa lo mismo: por el mal ejemplo de la Iglesia Católica, la gente no quiere oír hablar de cristianismo, y si te defines como evangélico o protestante piensan que eres de una secta. Pero siempre hay oportunidad para dar testimonio del poder de Dios", afirma.
ESPARCIENDO SEMILLAS DE VIDA Y ARTE
Como ejemplo de lo anterior Tais comparte que cierto día, en medio de una conversación con su jefe surgió la oportunidad de relatar una experiencia vivida en India: "Mis padres trabajaban en un leprosario y muchos enfermos se curaron al aceptar a Jesús. Luego ellos mismos fueron a predicar a otros leprosos que también se sanaron. "Las personas del mundo artístico saben de filosofía, de literatura, de historia, y no toman en serio el cristianismo. Pero mi jefe escucho lo que le decía y lo tomo como algo importante".
Reafirmando su deseo de predicar a Jesús sin dejar de lado su carrera profesional, Tais dice que no todos los cristianos que son músicos deben dedicarse a crear o interpretar alabanzas. Como ejemplo menciona a
Lucas Magnin, cantautor argentino que no habla directamente de Dios en sus temas. "Sin embargo su fe está siempre presente", afirma.
"Es más, en la llamada 'música cristiana' hay mucho de interés comercial. Se ha convertido en un negocio. Hay canciones bellas pero el mensaje es superficial, no impacta a quienes no conocen a Dios porque no trasmiten el mensaje del Evangelio", opina.
PARTITURAS Y ALGO MÁS
Trabajar en el Archivo Musical implica para Tais estar en permanente contacto con lo que ama: la música. "Aquí preparamos la música para la orquesta, es decir las copias de lo que corresponde a cada instrumento. Si una partitura está vieja o deteriorada, hacemos una nueva copia", explica. A su departamento le corresponde también organizar la biblioteca y hacer el trámite administrativo para el uso de instrumentos que son de la Scala milanesa.
"Somos como los cocineros de la orquesta: preparamos la comida que luego los músicos ofrecen", dice resumiendo con arte culinario las ideas.
Aún sumergida en este ambiente artístico, a Tais no le cuesta hablar de India ni recordar el primer impacto al llegar a ese país. "Lo más fuerte fue la mezcla de olores: mazala, curry y suciedad. También recuerdo el impacto de los ruidos del tráfico y las altas temperaturas".
Ya no es la niña que lloraba las primeras semanas en la escuela porque no entendía inglés, idioma en que cursó sus estudios durante todos esos años en India. "Ahora estoy enfocada en llegar a ser directora de orquesta", recalca al concluir la entrevista.
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